Un macabro hallazgo se presentó en las últimas horas en Medellín, Antioquia, cuando autoridades encontraron un cadáver envuelto en bolsas plásticas en plena vía del barrio Castropol, en la Comuna 14 del sector El Poblado.

Según la inspección técnica al cuerpo, que estuvo a cargo del CTI de la Fiscalía General de la Nación, se trata de un hombre entre 35 a 40 años de edad.

“La identidad aún no ha sido confirmada. Era un masculino de tez blanca, contextura gruesa, vestía camiseta roja y jean azul. De manera inicial, se conoce que la víctima fue hallada en posición fetal atada de pies y manos y envuelta en una bolsa negra”, indicó la autoridad.

Por el momento, los motivos y responsables de este hecho siguen siendo materia de investigación. Cabe recordar que, en lo corrido de este año, las autoridades han reportado 19 casos similares, al parecer, se trataría de una práctica empleada por organizaciones delincuenciales que operan en la capital de Antioquia.

Los cuerpos que hasta agosto aparecieron dentro de las bolsas en el Área Metropolitana tuvieron signos de violencia. Buena parte de los escenarios documentados por las autoridades judiciales dan cuenta que los cadáveres estaban descuartizados y divididos en envolturas que, a pesar de las complicaciones operativas, pudieron ser identificados.

¿Quién responde?

Los culpables de estos hechos violentos son grupos del crimen organizado que tienen las capacidades de costear los homicidios. De acuerdo con el mapa de la Fiscalía General de la Nación, en esta región del país se tienen consolidadas más de 80 bandas ilegales que se sostienen con la extorsión y el tráfico de estupefacientes en toda la subregión.

Una de las hipótesis de las unidades de inteligencia de la Policía Nacional es que son los incumplimientos dentro de las organizaciones lo que suscita este tipo de asesinatos. Más allá de la tortura que padecen las víctimas, el objetivo es mandar mensajes al resto de enfilados con el fin de advertir sobre los alcances que podría tener la falta de palabra.

El común denominador de los crímenes estudiados es que los ilegales dejan a sus víctimas en zonas visibles para que la comunidad les advierta a las autoridades sobre el hallazgo. En imágenes registradas en las redes sociales se ven los paquetes en sitios que son fácilmente de percibir: al lado de porterías y a un pie de montañas concurridas.

Aunque la fuerza pública no ha identificado un sitio específico del Valle de Aburrá donde se cometan repetitivamente este tipo de muertes violentas, se presume que no son en la zona donde aparecen los cadáveres. Hasta esos lugares son trasladados en carros luego de torturarlos a una distancia considerada, en espacios que tienen bajo el dominio.

¿Casas de tortura?

Las organizaciones que defienden los derechos humanos en el Área Metropolitana encendieron las alarmas por supuestas casas de tortura que estarían instaladas en las laderas de Medellín. Incluso, en la zona nororiental habría un cocodrilo que sería utilizado por los grupos de ilegales para someter a las personas que nadan contra de sus objetivos.

“Sí hemos identificado a lo largo de la historia sitios de tortura. El grupo de Los Pájaros lo hace. Las comunidades lo han denunciado en Belén, Altavista y Castilla, aunque podría haber más”, afirmó Julio César Rengifo, analista del conflicto y miembro de la Corporación Humanitaria Justicia al Derecho.

Si bien la Secretaría de Seguridad y Convivencia de Medellín descartó las advertencias de entrada, el comando de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá informó que no ha recibido denuncias de los casos en mención, pero que habilitarán una línea de investigación para ponerle la lupa a los supuestos centros de violencia.