Sigue la alteración del orden público por cuenta de los grupos armados en Antioquia. En las últimas horas, los ilegales adecuaron la zona rural del municipio de Caucasia como un campo de batalla. En un lado estaban disparando Los Caparros y en el otro el Clan del Golfo, y en medio de las balas, los campesinos.
Los estruendos se escucharon en el sector Punta de Piedra en el corregimiento Cuturú. Hasta esa zona llegaron hombres armados de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y arremetieron contra los supuestos integrantes del otro grupo delincuencial. En consecuencia, dos sujetos quedaron tendidos sin vida sobre la vía.
Los habitantes de la zona reconocieron a las víctimas como alias Pablito y Chicharrón, este último con antecedentes delincuenciales en el Sistema Penal Oral Acusatorio. Los cadáveres duraron varios minutos bajo el sol mientras las autoridades judiciales se desplazaban hacia el corregimiento que tiene altos índices de violencia.
El personero de esta población del Bajo Cauca antioqueño, Orlando de Jesús Ávila, encendió las alarmas por la vulneración de derechos humanos que viven los campesinos. Hasta su dependencia han llegado denuncias de desplazamiento masivo, producto de los mensajes intimidatorios del Clan del Golfo y los reductos de Los Caparros.
Las dos organizaciones delincuenciales sostienen enfrentamientos desde hace varios años por el control del territorio y sus economías ilícitas. La ubicación de este municipio resulta atractiva porque tiene conexión con el departamento de Córdoba y con las localidades mineras de Nechí, El Bagre, Zaragoza y Cáceres.
El cruce de balas no es nuevo para las familias, pero siempre genera el mismo miedo. El 16 de enero de 2021, por ejemplo, el periodista Sergio Mesa reportó la dura realidad de los habitantes de la zona rural de Caucasia y, tan solo hace tres días, un conductor de servicio público fue ultimado con arma de fuego por, presuntamente, oponerse al pago de una extorsión.
“La confrontación entre Los Caparros y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia tiene sometido al Bajo Cauca. En Caucasia, en la vereda Río Man, en el último mes han arrojado granadas, herido y desplazado [a] inocentes. Las autoridades no dicen toda la verdad”, escribió el comunicador en su cuenta de Twitter.
Ahora bien, frente al crimen donde dos presuntos integrantes de Los Caparros perdieron la vida, la Policía Nacional aseguró que se están adelantando las investigaciones para dar con el paradero de los responsables, aunque los estudios del caso serán asumidos por las unidades técnicas de la Fiscalía General de la Nación.
Por otro lado, desde el despacho del mandatario local de Caucasia salió una carta dirigida a la Oficina del Alto Comisionado de Paz donde pide pista para armar una mesa de diálogo con los grupos armados que delinquen en las subregiones del Bajo Cauca, norte y nordeste antioqueño, también con los que hacen estragos en el sur de Córdoba.
En la propuesta aparecen los nombres de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Clan del Golfo –también nombrados como AGC–, disidencias de las Farc y Los Caparros, organizaciones que se dividen las cosechas ilícitas, terrenos de la minería y comercialización de drogas en las cabeceras urbanas de los municipios de estas regiones.
El documento que llegó a Bogotá está firmado por Yefferson David Sarmiento, un joven mandatario que tomó el puesto en 2021 luego de unas elecciones atípicas que se aprobaron por la muerte del elegido en 2019. Los argumentos que sostienen la necesidad un diálogo con los ilegales los vivió en carne propia: las balas hicieron estruendo en su vida.
“Yo sería un gestor de paz, tengo las herramientas para abrir debates. Todo eso, sin saltarnos la Constitución Política. Yo no me puedo extralimitar en mis funciones. Yo no puedo hablar con bandidos ni mucho menos mandar razones. Simplemente estoy llevando un proceso que quiere la comunidad, esa que está en medio del conflicto”, aseguró.