Un informe preliminar de la auditoría interna del Hospital General de Medellín volvió a encender las alarmas por la calidad del servicio que se ofrece en la entidad pública. En un texto de 36 páginas, se resumen las quejas del personal de salud sobre las condiciones en que se distribuyen los alimentos en las áreas donde están internados los pacientes.
En los primeros cuatro meses del año, al menos en 113 ocasiones las raciones habrían llegado a las manos de los enfermos con deficiencias. En la lista que analizan los auditores se leen los reportes diarios de los profesionales que tienen a cargo los pisos de hospitalización: arepas con hogos, lechugas con gusanos y platos sucios.
Si bien los escenarios descritos fueron marcados como trámites cerrados en el documento, es decir, que las denuncias fueron atendidas por la entidad que presta el servicio, las irregularidades, supuestamente, se siguen presentando. El pasado 27 de mayo llegó a una habitación una ensalada con moscas y las comidas fuera del horario establecido.
Además, varias enfermeras le reseñaron a la oficina de control que algunas de las bandejas no habrían cumplido con las dietas recomendadas por los especialistas, tal como lo habían referido en las historias clínicas que terminan amenazando la nutrición y seguridad alimentaria de los usuarios, como quedó reflejado en la evaluación de la atención.
“Quisiera poner en conocimiento una situación que se presenta frecuentemente en la unidad de cuidados intensivos con respecto a la indicación del tipo de dieta de algunos pacientes. Tanto el día de ayer como hoy, pacientes que tienen indicación de no lácteos, el servicio de alimentación trae alimentos lácteos como única proteína disponible”, fue una de las alertas.
Un grupo de jefes de enfermeros denunció que, en varias ocasiones, le habría comentado a los servidores que atienden en la cocina sobre las inconsistencias. Sin embargo, al parecer, no reciben respuestas favorables, sino que tendrían que actuar en una materia que no les corresponde para satisfacer las necesidades básicas de las personas que están en las camillas.
Los que no han corrido con la suerte de avisar a tiempo sobre las fallas en los alimentos, han agravado su condición de salud. En un apartado de la auditoria se confirma que sí han ocurrido eventos adversos por las comidas. Cerca de 28 pacientes tuvieron afectaciones por dietas erradas e inoportunidad en el servicio. En tres de los casos hubo complicaciones.
Con base en el informe, la junta directiva aprobó la contratación de la alimentación por medio de las vigencias futuras en 2021, 2022 y 2023, por un valor de hasta 13 mil millones de pesos. No obstante, supuestamente, las advertencias emitidas no habrían sido tomadas en cuenta por el operador, que ha sido duramente cuestionado por la actitud.
Frente a las críticas, la junta directiva sesión de manera extraordinaria este 10 de agosto allí escucharon los argumentos del contratista que tiene la obligación de suministrar la alimentación: Ser Colombia, junto al interventor.
“Con el fin de lograr cambios significativos a corto plazo, fueron pactadas tareas concretas y se revisó el plan de mejoramiento que se viene implementando, el cual debe mostrar resultados lo más pronto posible. La junta directiva reitera su compromiso de velar por el debido cumplimiento de este contrato, pensando siempre en prestar el mejor servicio a nuestros usuarios”, enfatizó la funcionaria.
De igual manera, María José Díaz Martínez, directora de la interventoría Fundación Vínculo Fraternal que analiza la prestación de las comidas, aseguró que se le ha puesto la lupa a cada una de las presuntas faltas, con seguimientos específicos a las dietas.
“La buena manipulación de los alimentos es una pieza fundamental en el proceso de producción y en ningún momento se ha visto afectada esta característica principal. De esta manera, se garantiza la calidad y la inocuidad de los alimentos, verificados por las dos autorías realizadas por la Secretaría de Salud de Medellín”, afirmó la directora.