En la madrugada de este domingo se cometió un homicidio en la zona rural del municipio de Rionegro. La víctima fue un hombre de 25 años que, minutos antes, le había pedido a sus vecinos que le mermaran el volumen a un equipo de sonido.
El fallecido fue identificado como Jorge Rafael Cueto Ávila y la sospecha de las autoridades es que su deceso ocurrió en medio de un supuesto acto de intolerancia, a raíz de los testimonios suministrados por sus allegados y los testigos de los hechos.
Ellos relataron que el hombre salió de su casa para solicitar la reducción del volumen, pero también para clamarles que dejaran de discutir a esas horas del día. La respuesta de sus vecinos fue una agresión con un arma blanca que le cobró la vida.
“En ese momento, fue agredido por dos personas, quienes estaban en una discusión con un sobrino. En medio de la confrontación, uno de los hombres que estaba en dicho lugar lo atacó con un arma”, se lee en el expediente conocido por SEMANA.
Ahora bien, los protagonistas de esta emergencia se escaparon en motocicletas y abandonaron a la víctima. La inspección técnica del cadáver y las diligencias judiciales fueron adelantadas por la Policía Nacional en Rionegro.
Entre enero y agosto de este año, de acuerdo con las estadísticas de la misma institución, cerca de 27 personas han perdido la vida de manera violenta en este municipio de Antioquia. La mayoría de los crímenes se han cometido con pistolas.
Mientras que la intolerancia social está acabando con 180 vidas cada mes en Colombia. Los homicidas han asesinado a padres, hermanos, amigos y vecinos.
Gilberto de Jesús Alzate les pidió a sus vecinos que redujeran el escándalo de una fiesta que tenía en vela a un sector de Medellín y la respuesta fue una puñalada que acabó con su vida en plena celebración del Día de las Madres. Su esposa, Blanca Dolly Rendón, recordó la tragedia como si hubiera sido ayer: “A él lo mataron porque llegaron los vecinos a hacer bulla y él salió a decirles que le mermaran volumen al bafle. Le quitaron la vida porque pidió el favor”.
Esta historia hace parte de los 52 expedientes que tiene la Fiscalía en la capital de Antioquia sobre muertes relacionadas con actos de intolerancia. Esta región llegó a ser la más violenta del mundo por cuenta del crimen organizado, pero hoy la lista de homicidios es encabezada por situaciones de convivencia. Los casos que no se resuelven con armas letales o la justicia ordinaria, quedan en manos de las estructuras delincuenciales del Valle de Aburrá que tienen manuales de convivencia para resolver los conflictos en las calles.
Frente a este panorama, los ciudadanos creen que el silencio resulta la mejor opción para no levantar ampolla entre la gente: “Es mejor uno quedarse callado porque, si uno abre la boca, mire lo que pasa”, comentó Blanca Dolly tras vivir en carne propia este viacrucis.