El rostro de Daniela Alzate Velásquez es por estos días uno de los más conocidos de la ciudad de Medellín. Y es que no es para menos, a la mujer la han dado a conocer diferentes videos en los que se denuncia que adquiere diferentes servicios y no paga sus cuentas.
Hoteles, restaurantes, taxis y buses son algunos de los rubros que se han visto afectados por el accionar de Alzate, quien siempre aparece bien vestida y apenas supera los treinta años de edad.
Sin embargo, como los hechos se han hecho repetitivos, ya le piden pagar por adelantado, como ocurrió en un bus de servicio público.
“Me paga el pasaje, por favor”, le solicita el conductor a la mujer, a lo que ella inmediatamente responde que no tiene y que, supuestamente, en el sector de Monterrey alguien más lo cancelará por ella.
La modalidad de Daniela, en restaurantes y hoteles, para no pagar sus cuentas, es la misma: toma los servicios o comidas y al momento de cancelar pasa una tarjeta que no tiene recursos, para luego decir que irá a un cajero a retirar dinero. Después sale de los sitios con esa excusa y no regresa.
¿Pero quién es Daniela Alzate, la mujer que come en restaurantes y duerme en hoteles sin pagar? De acuerdo con una familiar, ella no comete las estafas de aposta, sino por culpa de un problema mental que padece desde hace varios años y que no trata con juicio.
Según cuenta, en algún momento, cuando sus padres estaban vivos, tuvo una vida de lujos, pero que la mala administración de la fortuna que le dejaron la llevó a estar en una situación precaria.
Ahora, lo único que implora es que Daniela no se cruce con personas con poca tolerancia que le puedan hacer daño ante la negativa a pagar sus cuentas. La Policía y los centros de salud mental poco y nada han podido hacer por ella, afirma.
“Ella es una niña medicada. Es bipolar. Pero no se toma los medicamentos porque es desobediente. Ella no acata las reglas. Ella no cumple con las directrices de un hogar. Ya no puedo vivir con ella. He llorado. Estoy desesperada. Cuando me pide comida, le doy, le lavo la ropa. Pero no tengo el control”, contó la familiar de Alzate a El Colombiano.
Y continúa: “Los papás de Daniela fueron asesinados cuando ella tenía dos años, vivían en Puerto Berrío. Ellos dejaron una herencia que fue mal administrada y se les acabó. Ahora es como si Daniela quisiera recuperar lo que alguna vez tuvo. Yo solo le pido a Dios que ella no dé con alguien bien malo o intolerante. Vivo con la incertidumbre porque a veces paso mucho tiempo sin saber de ella”, relató la familiar.
“La Policía no la captura porque sus delitos son de menor cuantía y en los centros de salud mental tampoco la reciben para internarla. Estoy desesperada y me siento sola. Vivo con el temor de que le hagan algo a ella o a mi familia”, concluye la familiar.