El presidente Gustavo Petro llegó al municipio de Jericó en la tarde de este sábado 14 de enero en una visita que era esperada con ansias por la complicada coyuntura social que se vive en esta población del suroeste antioqueño por cuenta de las prácticas mineras.
Las personas que se desplazaron hacia el teatro Santa María para escuchar las palabras del mandatario se quejaron por medio de las redes sociales de problemas logísticos. Entre tanto, el desorden para entregar las escarapelas y el retraso para arrancar el evento.
Con anticipación se informó que todo aquel que quisiera ver al presidente debía inscribirse a través de un formulario que gestionó el Gobierno con el propósito de tener un orden sobre la asistencia y para cumplir con los protocolos rutinarios de seguridad.
De acuerdo con el relato de los habitantes de este pueblo, en un principio se detalló que 1.000 personas podían entrar al centro de eventos. Sin embargo, a última hora, supuestamente, las autoridades disminuyeron el aforo a 600 por asuntos de seguridad.
Al parecer, varios ciudadanos que se inscribieron en las listas de la Presidencia no pudieron entrar al teatro. Aunque, finalmente, los organizadores tomaron la decisión de llenar el espacio en toda su capacidad frente a las insistentes quejas de las personas.
Pero esta flexibilidad tampoco generó satisfacción en Jericó. Varios campesinos y mineros se quedaron con las ganas de oír el discurso y las propuestas de Gustavo Petro frente a la sostenibilidad, junto a la intervención de la ministra de Ambiente, Susana Muhamad.
Uno de ellos manifestó por medio de Twitter el malestar que le causó el desorden: “Que lo sepa todo el mundo, a líderes comunitarios de Jericó los excluyeron de participar en evento con Petro, no les dieron escarapela para ingresar al teatro”, contó el hombre.
Mientras que una de las personas que sí alcanzó una silla narró que los funcionarios que estaban controlando el ingreso no estaban preparados para corroborar las identidades de quienes se registraron en internet, escenario que multiplicó el desorden del día.
“Sí hubo falta de organización, no se puede negar. Nos dijeron que a las once abrían las puertas y se le dio apertura a las doce. Varias personas se quedaron afuera, aunque se dijo que la capacidad era para mil. Todo el teatro está lleno”, afirmó un líder social de Jericó.
La rigurosidad en el cronograma del presidente también fue motivo de discusión en el suroeste del departamento de Antioquia. Aunque en su agenda figuraba que la conversación iniciaría a las dos de la tarde, demoró una hora más de lo esperado.
No es la primera vez que el mandatario nacional pisa el suelo de Jericó. Durante su campaña para alcanzar la Casa de Nariño, llegó para incentivar votos a su favor cuando apenas se estaba definiendo quién sería la cabeza del Pacto Histórico en el tarjetón.
Él llenó la plaza principal y agitó el debate sobre la conveniencia de la minería para esta subregión de Colombia. Anticipó que, en dado caso de que ganara la elección, se encargaría de que en Jericó no se presentaran nuevas explotaciones en el campo.
“En mi gobierno no habrá un distrito minero en Jericó, sino un distrito agrario, un distrito del agua y de la paz”, contó en su momento. Hoy las personas que lo respaldaron en el turbulento camino hacia la Presidencia le recordaron las palabras que emitió.
En un pliego de peticiones se le solicitó que todas las instituciones del Estado ayuden a “esclarecer, estudiar y poner a disposición de la comunidad el estado actual de los recursos naturales en la región”, principal dolor de cabeza para la comunidad de Jericó.