El deceso del sacerdote Javier Eduardo González Pertuz continúa siendo un misterio luego de que fuera encontrado sin vida el fin de semana pasado dentro de un reconocido bar del barrio Laureles, ubicado en el centro de Medellín.
Igualmente, el CTI señaló que los dueños del establecimiento se percataron de que el religioso estaba muerto cuando iban a cerrar el lugar, pues el cuerpo estaba solo en una mesa. Así mimo, indicaron que tenía la cabeza puesta sobre esta.
“Él es encontrado en un establecimiento abierto al público. Aparentemente, cuando van a cerrar el sitio comercial, los dueños del lugar evidencian que el señor se encuentra acostado sobre la mesa y al intentar moverlo evidencian que había fallecido”, precisó inicialmente el coronel José Miranda, subcomandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá.
El uniformado, de igual manera, manifestó ante los medios de comunicación que la llamada de alerta de las personas del bar llegó a través de la línea 123, donde reportaron el deceso del hombre de 39 años de edad.
Sin embargo, con el pasar de la horas se han conocido nuevos detalles sobre este caso y las autoridades competentes revelaron que el cura ingresó al bar con otro hombre. Además, señalaron que el sujeto lo abandonó luego de que se desplomara misteriosamente.
“Dentro de las declaraciones del administrador, nos dice que el sacerdote llega al bar en compañía de otra persona. Ingresan, consumen algunas bebidas y el hombre que estaba con él se retira del lugar aproximadamente media hora después de que estuvo con él”, agregó Miranda.
Luego, puntualizó: “Cuando van a hacer el cierre del establecimiento es que evidencian que González Pertuz estaba sobre la mesa. Tenemos una línea de tiempo, ingresan a la 1:00-1:30 a. m., la persona se fue sobre las 2:00 a. m. Dejando solo al sacerdote”.
El comandante de la Policía Metropolitana recalcó que la hipótesis que manejan actualmente es que se trataría de un hurto, pues el religioso no tenía sus pertenencias al momento de que el CTI hiciera el levantamiento del cuerpo.
Pese a que no ha sido identificado, el coronel Miranda indicó que el hombre que ingresó al bar con el cura sería una persona de 35 a 40 años de edad. Finalmente, reiteró que descartaron la teoría de que González Pertuz llegara al bar a ver fútbol.
¿Quién era Javier Eduardo González?
El sacerdote tenía 39 años de edad y era oriundo del departamento de Córdoba. Además, se desempeñaba como formador en el Seminario Misionero San José de Medellín, comunidad religiosa que le envió un mensaje de condolencias a su familia y exaltó la labor que hizo con ellos.
“Hizo parte de la historia parroquial como seminarista, acólito y grupo juvenil. En ocasiones recibía sacramentos en este lugar. Un hombre alegre, sencillo y cercano. Oriundos de este barrio: nos unimos a su familia, en este momento pascual con la oración”, afirmó la Parroquia Santo Evangelio.
Yenny Espitia, prima de González Pertuz, también se pronunció con respecto a la muerte de su familiar y publicó un sentido mensaje en sus redes sociales. Igualmente, lo describió como una gran persona.
“Parece mentira escuchar que ya no estarás más con nosotros, que ya no volveremos a escuchar tus consejos, que no habrá más de tus risas, de tus anécdotas, de tus oraciones, de ese amor tan grande que siempre tenías para darnos. Fuiste un excelente hijo, hermano, primo, nieto y sacerdote. No tengo palabras para expresar lo agradecida que estoy por todo lo que hiciste por nosotros”, concluyó.
Obispo de Armenia pidió perdón por presuntos casos de abuso sexual contra menores de edad
Las cifras reveladas por el escritor y periodista Juan Pablo Barrientos, relacionadas con los casos de presunto abuso sexual a menores de edad en los que estarían involucrados varios integrantes de la Iglesia católica, llevaron al obispo de Armenia a pedir perdón.
De acuerdo con la información revelada por Barrientos, quien está recopilando material para publicar un tercer libro sobre el tema a nivel nacional, la diócesis de Armenia le entregó en respuesta a un derecho de petición, un listado de 13 sacerdotes denunciados por abuso sexual. En el año 2019, Barrientos publicó Dejad que los niños vengan a mí y en 2021, Cordero de Dios.
Frente a esta revelación, monseñor Carlos Arturo Quintero Gómez indicó en un comunicado a la opinión pública: “Pido perdón en nombre de la Iglesia, al reconocer que estas noticias laceran el corazón de las víctimas, las familias, el presbiterio y la comunidad”.
De acuerdo con la Diócesis de Armenia, que actualmente cuenta con 107 sacerdotes, la Iglesia diocesana de la capital del Quindío “se ha preocupado por promover entre los fieles laicos las denuncias, si las hubiere, dando traslado de las mismas a la Fiscalía General de la Nación, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y de forma simultánea al proceso interno que se adelanta en la iglesia en la oficina del Buen Trato y en atención a las orientaciones del papa Francisco”, dice el comunicado.
Destacan que desde el año 2014 adelantan encuentros con los sacerdotes para socializar todo lo relacionado con la protección de menores y que la Diócesis de Armenia instituyó desde el año 2018 la Oficina del Buen Trato, la cual recibe las denuncias y realiza campañas de prevención.
“Como Iglesia diocesana, padre y pastor, estos abusos a menores nos duelen y estamos seguros que lo que estamos haciendo, con recta intención, jamás busca ocultar la verdad; al contrario, somos los primeros en defender la verdad que nos hace libres”, asegura el obispo Carlos Arturo Quintero Gómez.
El representante de la Iglesia católica confirma que el delegado para la protección de menores en Armenia es el padre William de Jesús Marín Pérez, quien fue nombrado desde el año 2017 por monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz.
Por último, indica “una información difundida de forma errónea, pone en peligro y riesgo a quienes las investigaciones no han condenado”.