Doña Astrid, como fue llamada incluso por el mismo alcalde de Medellín, la mujer que sobrevivió de manera milagrosa a la tragedia ocurrida por el choque de una avioneta en el barrio Belén de esa ciudad en la mañana de este lunes (21 de noviembre) habló con SEMANA sobre lo sucedido, en medio del dolor por haber perdido todo, agradeció con asombro el estar con vida.
Como no es habitual, y ese precisamente es el inicio del milagro que la tiene con vida, Astrid Helena Córdoba Hernández salió pasadas las 9:00 de la mañana de su casa a hacer el mercado y, mientras hacía las compras, recibió la inesperada llamada de su vecina, que entre gritos y lágrimas le preguntaba por qué no había salido de la vivienda que estaba en llamas.
“Por allá, estando por allá fue que me di cuenta, porque la vecina me llamó a decirme que yo qué, que por qué no me veían salir como todo el mundo estaba saliendo de las casas, que yo dónde estaba, y yo no, yo estoy por acá en el parque Belén, y me dijo: ‘Astrid es que se está incendiando tu casa’”, comenzó diciendo Astrid.
Su primer pensamiento fue descartar que ella no había dejado nada conectado en casa para ocasionar un incendio, pero en medio del hecho y con mucho afán, su vecina le contó que se trataba de una tragedia.
“Yo dije, pero, ¿como así? Si yo no dejé nada conectado o nada así como raro, y me dijo: no algo pasó, algo pasó, su casa se está incendiando y hay una tragedia”, anotó la mujer.
Astrid, con 65 años, vive en el apartamento del piso tres con sus dos hermanos, quienes habían salido unos minutos antes que ella para irse a trabajar, dejándola sola en casa, sin imaginarse lo que se acercaba.
“La avioneta entró y destruyó las tres habitaciones que hay por la parte de atrás; el edificio (de) enseguida está en forma regular y el otro también, llegué y encontré todo en llamas. Ella venía por el lado de allá y al entrar colapsó fue con toda la parte mía, pero de las habitaciones, el lado de acá es el balcón, el corredorcito y la cocina, y ya ahí seguían las habitaciones. Allá no tengo nada que hacer, ahorita tengo que evacuar”, dijo Astrid mostrando su vivienda.
Las imágenes impactantes que vio Astrid al llegar a su casa retumban en su cabeza y sus expresiones a Dios son “Gloria a ti, Señor Dios mío”, “Gloria a Dios” y “Volví a vivir”.
“No creo que las autoridades respondan tan rápido, pero sí sé que van a responder, me han tomado muchos datos, pero no he estado en completa disposición por todo esto. Gracias a Dios tengo muchos lados a donde ir, donde un familiar, donde mis vecinos, a donde mis hermanos...”.
Pese a que la aeronave destruyó su vivienda completamente, Astrid con gran tranquilidad mencionó que por fortuna cayó en ese sitio y no “del otro lado”, porque hubiese podido ser un hecho peor.
“Donde la avioneta hubiese caído del otro lado, donde hay tantas personas y tantos adultos mayores, la mortandad hubiese sido más grande”, añadió Astrid.
Y es que, por ejemplo, en el segundo piso de la vivienda, quienes sí se encontraban en el momento del choque eran las inquilinas universitarias, tres jóvenes que vivieron la tragedia cuando algunas se disponían a empezar su día y otras aún estaban entre sabanas.
“Yo estaba en la habitación, estaba haciendo unas cosas y mi amiguita con la abuela estaban en la cocina, y la otra estaba en la habitación, estaba todavía acostada, cuando de la parte de atrás explotaron unos vidrios. El sentimiento fue de mucha angustia porque no teníamos ni idea de qué era lo que estaba pasando, estábamos preocupadas porque teníamos a un adulto mayor dentro de la casa y no sabíamos qué íbamos a hacer”, relató a SEMANA Manuela Aguirre, una estudiante de ingeniería ambiental en la Universidad de Medellín, residente del segundo piso.
Para ellas, el hecho fue tan repentino que lo primero en lo que pensaron fue sacar a la abuela de una de las inquilinas con vida de la casa y luego fueron saliendo ellas.
“Lo primero que pensamos fue como bajar a la señora que ella estaba cojita, estábamos pues ahí y la primera impresión fue quedar en shock, después sí reaccionamos y comenzamos a bajar a todas. El patio empezó a arder en llamas, empezó a quemarse y luego la otra habitación y después la que le seguía y ahí empezamos a bajar”, dijo Manuela.
Según los relatos de los residentes, en el primer piso, donde vive una familia conformada por papá, mamá y un menor de edad, también hubo graves afectaciones por las llamas, pero afortunadamente todos salieron con vida.