Los hombres que comandó hasta octubre alias Otoniel tienen amplio despliegue en Antioquia. El Clan del Golfo delinque en más de 50 municipios del departamento, de eso dio cuenta el paro armado de mayo que hizo eco en las nueve subregiones.

El rigor de su delincuencia se mide por las acciones terroristas y las pocas denuncias que relatan con temor el alcance de su ilegalidad: homicidios selectivos, desplazamiento, extorsiones y reclutamiento forzado que patrocinan con el narcotráfico, la minería y el tráfico de migrantes.

Las localidades del occidente del departamento han sentido en los últimos años los estruendos de su presencia. Ayer generaron pánico dos atentados terroristas contra la fuerza pública en Santa Fe de Antioquia; dos policías muertos y tres heridos dejó el incidente, que se le atribuyó a la subestructura Edwin Román Velásquez del Clan del Golfo.

De acuerdo con el Observatorio de Derechos Humanos del Instituto Popular de Capacitación (IPC), esa organización delincuencial se posicionó en esta subregión en 2021 luego de sostener una confrontación con los hombres de la guerrilla del ELN por el control territorial.

“Las AGC han logrado realmente una gran presencia en el occidente y en todos los límites con Chocó. Después de la firma del Acuerdo de Paz y el retiro de los frentes 34 y 57, el ELN -a través del frente occidental de guerra- logró penetrar hasta el occidente. Pero en el último año, acciones de las AGC lograron sacar a ELN hasta Chocó”, detalló Carlos Zapata, líder del Observatorio.

Los grupos de inteligencia de la Policía Nacional revelaron que el Clan del Golfo opera bajo una modalidad mixta en las zonas urbanas y rurales de estos municipios que les han permitido tener una inspección amplia sobre las movidas ilegales, en asociación con las bandas locales.

El objetivo en las cabeceras se sustenta con el tráfico de estupefacientes a través de la tercerización con los grupos delincuenciales organizados que tienen un poder menor al suyo. Mientras tanto, en las veredas están los bloques armados que blindan la producción del narcotráfico, minería y traslado de migrantes.

Al parecer, Wilmer Antonio Giraldo, alias Siopas, estaría detrás de todas las acciones del Clan del Golfo en Antioquia. Después de la extradición de alias Otoniel, al sangriento sujeto lo ubicaron como el segundo cabecilla de ese grupo junto a alias Chiquito Malo. Por ellos, el Gobierno nacional ofreció una recompensa de hasta 5.000 millones de pesos.

Los alcaldes del occidente, en el marco del paro armado, le enviaron una carta al presidente Iván Duque en la que le reprocharon el supuesto abandono al que estarían doblegados por el Estado a razón del poder que ostentan los ilegales. En respuesta, el Gobierno contrarió los argumentos justificados en los resultados operacionales.

Justamente, las recientes acciones terroristas estarían motivadas por los golpes que la fuerza pública les ha dado en las últimas semanas a las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), confirmó el director general de la Policía, general Jorge Luis Vargas Valencia.

“El Clan del Golfo [es] el grupo armado más golpeado por la Policía Nacional y que está ad portas de la extradición de Nini Johana Úsuga, alias La Negra -hermana de Otoniel-, y de varios de sus principales alfiles criminales”, señaló el alto mando.

En esa guerra por hacerles contrapeso a las fuerzas militares, en lo corrido de este año, han muerto más de once integrantes de las instituciones y un grupo amplio de civiles que se han negado a cumplir sus pretensiones.

Jorge Hugo Elejalde López, alcalde de Frontino, advirtió que el presidente electo, Gustavo Petro, enfrenta un problema grande en esa zona de Antioquia porque el Clan del Golfo quedó como la única fuerza al margen de la ley.

“Este es un trabajo muy duro que le toca al próximo presidente: saber si los va a confrontar o si va a llegar a dialogar con ellos”, afirmó el mandatario local de uno de los pueblos que más ha sido azotado por la arremetida de los ilegales contra el Estado.