El Ejército de Liberación Nacional (ELN) es señalado de reclutar a siete menores de edad en el último mes en el municipio de Yarumal (Antioquia). Al parecer, con falsas promesas los sacan de las aulas de clases para que carguen fusiles y se unan a la guerra.
Aunque las autoridades locales sostienen esta cifra, la Fundación Sumapaz tiene reportado que quince menores fueron tomados por la guerrilla recientemente. Lo cierto es que el número va en aumento y el fenómeno criminal no es nuevo, según la Gobernación.
Este pueblo es centro de confrontación por parte de tres fuerzas delincuenciales. En la lista aparecen el ELN, disidencias de las Farc y el Clan del Golfo. Al parecer, todos han acudido a la instrumentalización de los más pequeños para hacerse contrapeso en las batallas.
El alcalde Miguel Ángel Peláez Henao considera que la presencia histórica de estos actores motiva a los jóvenes a incluir en sus proyectos de vida la ilegalidad: “Es doloroso, pero eso nos ha reportado la comunidad. Presuntamente, todos se van por voluntad propia”.
También suma la falta de oportunidades y los problemas que tienen al interior de los hogares que los hace pensar que es más fácil la vida con ellos. Sin embargo, “no podemos desestimar que es reclutamiento forzado y tenemos la obligación que protegerlos”.
Casi todas las víctimas están ubicadas en los centros poblados de El Pueblito y El Cedro. Este último fue noticia hace varias semanas por la toma de guerrilleros en las aulas de clases. Ellos se pasearon por los colegios con armas y distribuyendo cuadernos.
También motivaron a los alumnos a colorear los símbolos representativos de las disidencias de las Farc e hicieron rondas con sus cánticos. Esto generó un rechazo absoluto y las autoridades lo calificaron como una violación al cese al fuego de hostilidades.
A pesar del malestar y las ampollas que levantó, el comportamiento no ha parado. Ellos seguirían motivando a los niños para que se unan a su “lucha”, mientras tramitan la transición a la legalidad por medio del proyecto de la paz total de Gobierno nacional.
El uso de los menores es solo una parte del terror que viven en el norte de Antioquia. Allí se da cuenta de muertes violentas, amenazas, extorsiones, secuestros y homicidios selectivos. La fuerza pública endureció su presencia, pero los grupos siguen en la zona.
Anorí, Valdivia, Yarumal y Tarazá son motivo de disputa entre las organizaciones. Unas temporadas tiene más peso el Clan del Golfo, luego el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y, más tarde, se recuperan las disidencias de las Farc. La historia es constante.
La Gobernación reconoció que el derecho internacional humanitario está siendo violado en este sector del departamento. Los campesinos estarían siendo carnetizados para que los ilegales tengan un control de la población y deciden cuáles productos se deben vender.
Las preocupaciones son muchas y el mandatario de los antioqueños, Aníbal Gaviria Correa, criticó la disposición de los grupos para alcanzar la paz. Él ha sido un defensor del diálogo, pero le cuesta confiar en el proceso cuando hay constantes vulneraciones hacia el pueblo.
A raíz de la instrumentalización de los menores de edad para la guerra en Yarumal, dijo que los que están detrás de esas actuaciones son cobardes y se sinceró sobre lo que están padeciendo las personas que viven en ese rincón del departamento por los delincuentes.
“Desde hace varios meses venimos denunciando esta grave situación que se presenta en el norte de Antioquia, para lo cual estamos propiciando mesa especial con el Gobierno nacional. ¿Son estos gestos de paz?”, cuestionó el gobernador en su cuenta de Twitter.