En el Urabá antioqueño se cultiva el programa de Emprendimientos Productivos para la Paz (Empropaz), el resultado de una alianza entre varias entidades que impulsa a las familias de la subregión a construir un negocio con el fin de que superen sus propias barreras.

En ese objetivo están enfiladas la Corporación Mundial de la Mujer Medellín/De Mis Manos, Bancamía, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y la Corporación Mundial de la Mujer Colombia, entre otras organizaciones de carácter local con las que se crearon sinergias para potenciar el trabajo y transformar en crecimiento más sueños de emprendedores y microempresarios de la zona de Urabá.

El programa les brinda inclusión financiera mediante la asignación de microcréditos en condiciones especiales, productos de ahorros e inversión y seguros; junto con procesos de acompañamiento para la generación de capacidades empresariales y la construcción e implementación de planes de negocios. En el caso de este departamento, hay 3.267 beneficiarios, 2.852 de ellos están en Urabá, y, en Colombia, el número de participantes llega a 197 mil.

Miguel Achury, gerente de la iniciativa, explicó que Empropaz ha hecho posible que las personas más vulnerables, sin costo alguno, sean capacitadas y puedan acceder a créditos bancarios para posicionar sus negocios, logrando importantes crecimientos en sus ventas.

Empropaz en el Urabá antioqueño. | Foto: SEMANA.

“El acompañamiento significa no hacer el trabajo por el otro, sino servirle de espejo para que vaya viendo qué puede mejorar. Eso se logra con una capacidad de escuchar y actuar, ofreciendo una solución para que dé un salto en sus emprendimientos”, manifestó Achury.

Allí los ciudadanos reciben formación empresarial de la mano de un asesor que les ayuda a llevar de una mejor manera los temas contables, a separar los presupuestos personales y del negocio, a costear sus productos para no tener pérdidas, a mejorar la imagen y presentación de sus artículos, actualizarse a las condiciones del mercado: publicidad, imagen y redes sociales, entre otros.

Empropaz en el Urabá antioqueño. | Foto: SEMANA.

A pesar de los miedos de tener un negocio propio, cuando las personas dan el paso, hay cambios significativos en los ingresos, por eso cuando miran hacia atrás el camino recorrido se dan cuenta que con todo y dudas, fue bueno saltar hacia el emprendimiento.

“Empropaz nos cambió la vida”

Estefany Palacio se unió a Empropaz con su proyecto Casiopea, “velas que conectan con los sentidos”. Hace 18 meses inauguró la marca, le costó arrancar porque desconocía las bondades de emprender y pulió el ‘diamante’ cuando entró a la organización.

Entre tantas cosas, un profesional en administración le dio recomendaciones para transformar el logo y saber cómo vender: “Nuestro crecimiento ha sido desde que empezamos en Empropaz. Aprendí toda la parte comercial y cómo generar marca”.

Integrantes de Empropaz en el Urabá antioqueño. | Foto: SEMANA.

Con el negocio más estable en la subregión y pensando en el futuro, no descarta tramitar un crédito para aumentar la producción de las velas y cumplir el sueño de toda su vida. En ese mismo anhelo la acompañan otras 3.267 personas microempresarias y emprendedoras, entre colombianos y migrantes venezolanos, quienes residen en el departamento de Antioquia y tienen hambre de crecer.

Con las lágrimas en los ojos, detalló: “Yo pasé de tener una mente de emprendedora a empresaria. Empropaz ha sido ese profesor que lo va llevando a uno de la mano. Acá nos enseñaron a creer y a botar el miedo. Yo puedo decir que Empropaz nos cambió la vida”.

Aliados de Empropaz en el Urabá antioqueño. | Foto: SEMANA.

También Leidys Flórez, experta en el tejido de prendas con ‘tripa de pollo’, transformó su marca con el respaldo de USAID, Bancamía y la Corporación Mundial de la Mujer Medellín/ De Mis Manos. Ella recibió múltiples aprendizajes que hoy la tienen en un lugar privilegiado.

“Yo no he hecho un crédito, pero recibí toda la formación sin pagar nada. Le puse imagen a mi emprendimiento porque no tenía. Ellos me invitaron a cambiar y yo acepté. En este momento, ya estoy preparando una colección de ropa y haré pasarela”, dijo Flórez.

El programa cerrará sus puertas en diciembre de 2024 con la satisfacción del deber cumplido en las regiones más vulnerables de Colombia: “Cuando uno trabaja solo, va más rápido. Sin embargo, cuando uno trabaja en equipo, va más lejos”, concluyó Achury.