El relato de un exintegrante de la supuesta secta satánica de Los Carneros es la pieza clave que tienen las autoridades para esclarecer la desaparición de Maximiliano Tabares Caro, el niño de seis años que se perdió en el municipio de Remedios. La Fiscalía señala a la agrupación como la presunta responsable. Entre las personas acusadas está su madre.

El principal testigo se unió al grupo en 2021. Ingresó por invitación del padrastro de la víctima. Él le describió que la tribu tenía como objetivo principal encontrar guacas en la región. Es decir, tesoros escondidos bajo la tierra para hallar piezas valoradas en los mercados. Sin embargo, se retiró en el camino por la crueldad de los encuentros.

Alcanzó a vivir en carne propia los sacrificios que hacían para encontrar las señales que les enviaban supuestos espíritus con el fin de ir a los puntos exactos donde estaba el oro. Esa tarea estaría siendo obstaculizada por el hijo de una de las integrantes y compañera sentimental del sujeto que llevaba la batuta en la secta, Maximiliano Tabares Caro.

Este hombre habría recibido un mensaje de sus dioses donde le advirtieron sobre un mal que estaba dentro del cuerpo del niño, y que no estaría dejando prosperar el negocio. En consecuencia, citaría a sus súbditos para sacarle el espíritu al menor de edad. Ese encuentro estaba agendado para el 20 de septiembre, al otro día se reportó la desaparición.

“El líder me abordó y me dice que yo debo volver a la tribu. Me citó para que en la noche de ese mismo 20 de septiembre fuera a la casa de Damaris (abuela de la víctima), que allí nos reuniríamos porque el espíritu le dijo que Maximiliano lo estaba obstaculizando para que no encontraran las guacas. Yo no asistí”, detalló el testigo ante la Fiscalía.

Pero las revelaciones fueron más allá. Este sujeto explicó que duró varios meses dentro de la secta satánica. Dio un paso al costado recientemente por los dolores que le estaba imponiendo el líder. Supuestamente, para llamar a los dioses a los que veneraban con el propósito de recibir las guías del camino, debían soportar tratos humillantes.

En siete oportunidades sufrió quemaduras por las marcaciones que le hacían con cuchillos, calentados previamente con el soplete con el que funden el oro. Con base en sus palabras, el arma blanca la habrían puesto en el fuego y luego dibujaban sobre su cuerpo un signo de cruz. También recibió varias filtraciones de agujas en sus testículos.

“En una ocasión me obligó, en medio del culto, a tener relaciones sexuales. Me retiré porque los tratos que recibía por parte del líder no me gustaban, eran tratos crueles. Me parecía que no concordaban con lo que él, inicialmente, me había dicho, que era para buscar guacas”, afirmó el exintegrante de Los Carneros frente a las autoridades.

Este relato habría sido confrontado con el material probatorio que las unidades de inteligencia del CTI y la Fiscalía hallaron en las residencias de los capturados. En las viviendas tenían documentos satánicos y muñecos vudú que habrían sido utilizados en sus prácticas. No obstante, el cadáver de Maximiliano Tabares Caro no fue hallado.

Seis personas, enfiladas en la secta, están siendo imputadas en Medellín por los delitos de concierto para delinquir, desaparición forzada agravada, tortura agravada, encubrimiento por tortura y lesiones personales. Las capturas se realizaron en las últimas horas en los municipios de Bello y Segovia, población vecina a Remedios, donde se reportó la desaparición.

“La Dirección de Protección y Servicios Especiales y las unidades que apoyan esta investigación, continúan con el proceso hasta dar con el paradero del menor de edad”, informó la Policía Nacional.