Empresas Públicas de Medellín (EPM) anunció en la mañana de este 30 de noviembre que las dos primeras turbinas de Hidroituango están disponibles para generar energía. Sin embargo, la operación comercial a máxima potencia no puede arrancar porque hay dos puntos pendientes en el cronograma. Uno de ellos fue impuesto por el Gobierno nacional.

El primer requerimiento que no ha podido desarrollar la compañía de servicios públicos es la prueba reina que revelará las condiciones en las que se encuentra cada unidad. Esta evaluación es la más exigente que se haya practicado sobre esta hidroeléctrica que promete entregar hasta el 17 % de la demanda nacional de energía.

Este simulacro fue bautizado como la “sincronización con rechazo de carga a máxima potencia”. Es decir, se distribuirán 169 metros cúbicos de agua por segundo que llega directamente del embalse para cargar de a poco las dos máquinas. El propósito es alcanzar sus capacidades máximas y evaluar la efectividad de cada una de las unidades.

Aunque los ingenieros de Empresas Públicas de Medellín están listos para practicar las pruebas en este momento, hay un impedimento en el camino que ha levantado ampollas. La Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres impuso una serie de requisitos que se salen de las manos de la compañía que, entre tanto, condicionan el experimento.

Antes de prender cualquier turbina deben ser evacuadas las comunidades que están ubicadas aguas abajo del proyecto. Este procedimiento está a cargo de los organismos de socorro locales, quienes apenas se están preparando para coordinar el desalojo de los sectores donde se podría presentar una emergencia producto del encendido.

Una vez se cumplan las anteriores disposiciones, Hidroituango podrá distribuir la energía que se comprometió a entregar en el pasado. Mientras se mantengan activas las dos primeras turbinas, los funcionarios de EPM trabajarán para inaugurar en 2023 las unidades número tres y cuatro, cuyas obligaciones también tienen un plazo definido.

Con base en el cronograma que se ha anunciado en las últimas horas, en las próximas dos semanas se cumplirían las obligaciones. El primer requisito está a cargo de Empresas Públicas de Medellín, mientras que el segundo está siendo liderado por parte del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia.

“Lo más importante es que esté preparada la logística y que las autoridades de los cuatro municipios, que están involucrados en la resolución de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo, ordenen vía acto administrativo esa evacuación”, afirmó el gerente general de la compañía que está al frente de las obras en la hidroeléctrica, Jorge Andrés Carrillo.

Frente a este escenario, en el mes de diciembre se podría confirmar la entrada en operación comercial permanente de Hidroituango, en dado caso de que las pruebas finales sean un éxito rotundo. Dentro de la obra confían en que así sea y esperan llegar a tiempo a la carrera contrarreloj que asumieron desde el año 2012 cuando negociaron energía.

Ahora bien, Empresas Públicas de Medellín ha mostrado reparos frente a las disposiciones que pidió la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres a razón de que no ve sobre el tablero la probabilidad de una emergencia por el encendido de las dos primeras turbinas en Ituango. Hasta este 30 de noviembre, se afirmó que no eran necesarias.

Pero otra cosa es la que piensa el Gobierno nacional. Fue el propio presidente Gustavo Petro quien condicionó la entrada en operación de la hidroeléctrica a través de una publicación que compartió en sus redes sociales: “Antes de prender cualquier turbina en Hidroituango, debe evacuarse la población en riesgo como medida de precaución”.