Pasadas las nueve de la mañana de este jueves 14 de julio, una nube de tierra cubrió el Centro Educativo Rural La Lejía, del corregimiento de Tapartó en Andes, Antioquia.
Bajo la montaña quedaron cinco niños y alrededor de 17 esquivaron el deslizamiento que se desprendió sobre la escuela.
Cada día, sagradamente, llegaban los alumnos de tres veredas al salón para recibir la clase de la voz de Eliana Rincones.
Si bien en la matrícula figuran 24 menores de edad, en la lista de asistencia del jueves solo aparecieron 22 nombres: dos niños no se presentaron.
La tranquilidad del recreo se fue cuando un estruendo hizo eco en todos los rincones. Cinco alumnos estaban dentro de las aulas: una de ellas entró al restaurante a dejar los platos del desayuno y los otros cuatro estaban jugando en los salones. Todos quedaron atrapados bajo la masa cuando trataron de huir.
En uno de los pasillos estaba conversando la profesora junto a la mujer que prepara los alimentos sobre el color del agua que se estaba descargando por la llave: tal y como ocurre cuando hay fuertes lluvias, salió con tonos café. Ambas corrieron cuando los palos y el material vegetal invadieron sus miradas.
“Estábamos todos en el receso cuando de repente escuchamos algo muy fuerte, todos volteamos y, en cuestión de segundos, corrimos. Había una baranda y nos tiramos. No sabíamos por dónde corríamos”, señaló la docente que está internada en el hospital local mientras se recupera de las lesiones.
Los gritos de auxilio fueron escuchados por los vecinos de la escuela y los trabajadores que estaban recogiendo café a un lado del Centro Rural.
Al menos 25 personas llegaron con palas a retirar la tierra para rescatar a los niños que quedaron parcialmente enterrados.
Uno de los hombres llamó a Jonathan Stid Contreras Ramírez, el líder del corregimiento de Tapartó y que tiene conexión directa con la Alcaldía de Andes, porque en el pasado fue electo como concejal. Él se encargó de alertar a bomberos, policía, diputados y senadores para que aceleraran la atención.
Él arribó a la zona del incidente pasados diez minutos. Se encargó de registrar un video en el que se observaba la angustiante escena mientras los padres y alumnos lloraban por la tragedia.
La grabación la compartió masivamente para que la noticia se replicara con fuerza, con el fin de que las autoridades enviaran a los expertos en rescate.
“Yo ayudé en las labores durante un momento y en el otro estuve llamando a la otra gente para que colaborara. Yo dije: no por la información, sino para que mandaran a la gente. Llamé para que también mandaran maquinaria”, afirmó el líder social que es conocido como Bambi en el pueblo.
Así ocurrió. El Ejército Nacional mandó a sus unidades especiales, que salvaron dos vidas, en conjunto con el cuerpo de bomberos de Andes y el resto de los campesinos de Tapartó, que abandonaron los trabajos para acompañar a los suyos. Más tarde llegó la unidad de la Gobernación de Antioquia.
Desde las 9:30 empezaron las labores de rescate y concluyeron sobre las 2:00 p. m. cuando lograron sacar el último cuerpo de los cinco que salieron. Infortunadamente, tres fallecieron en el hospital San Rafael de Andes luego de extensos minutos de reanimación.
Los más pequeños del colegio murieron: Ana Sofía Henao (seis años), Andrea Quintero (cinco años) y Alexander Marín (seis años). Ellos estaban matriculados en los cursos de preescolar y primero de primaria. Las otras dos menores están fuera de peligro, milagrosamente.
En la tarde de este viernes 15 de julio se llevarán a cabo las exequias de los menores en la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes. Desde la madrugada, los cuerpos están en cámara ardiente en el Coliseo Pedro Antonio Restrepo Escobar.