El presidente electo cesó la tormenta política que provocó en Antioquia el grupo de empalme regional dado que los integrantes, escuderos de Daniel Quintero, pretendieron ser los mediadores entre el nuevo gobierno y la Gobernación. A diferencia, las autoridades departamentales pidieron que el diálogo fuera directamente con Gustavo Petro y no con intermediarios.

Tal como lo solicitaron, en la tarde de este jueves, el mandatario atendió a Aníbal Gaviria en Bogotá donde esclarecieron cómo será la transición entre Duque y Petro en esta zona del país, en materia de los proyectos de interés nacional: la conversación se realizará con los ministros que han sido nombrados recientemente y no con los exfuncionarios de la Alcaldía de Medellín.

El diálogo fue calificado por el gobernador de Antioquia como positivo y productivo, en el que marcaron la hoja de ruta que navegarán en las próximas semanas para rendirle cuentas al nuevo presidente de las condiciones en las que se encuentra el departamento, marcado por la arremetida del Clan del Golfo en contra de los miembros de la fuerza pública por el plan pistola.

Durante una hora, los políticos, que resaltaron la relación que tuvieron cuando fueron alcaldes de Bogotá y Medellín, hablaron de los retos urgentes que debe superar la región prontamente: educación, cambio climático, seguridad, infraestructura vial, turismo y el proyecto del Tren del Río, una iniciativa que pretende reorganizar la movilidad en el Valle de Aburrá.

Ambos coincidieron que los esfuerzos deben estar direccionados a defender y proteger la vida de las personas en un momento en el que se empiezan a disparar los homicidios, desplazamientos, extorciones y reclutamientos protagonizados por las organizaciones delincuenciales. Para frenar los delitos, los mandatarios reconocieron la necesidad de un sometimiento a la justicia de los ilegales.

Desde Antioquia se le propuso al gobierno entrante -que tomará posesión el 7 de agosto- que gestione un proyecto legislativo que afile las normas con el fin de estimular el desmonte de los grupos armados, “para que en los próximos meses desarticulemos esas redes criminales. A los que no se sometan por ese camino, que les caiga el poder del Estado”, afirmó el gobernador.

Esta iniciativa se conoce luego de que 40 organizaciones delincuenciales le plantearan a Gustavo Petro la intención de fijar un cese al fuego con miras a comenzar un diálogo que lleve a la clausura de sus acciones terroristas, entre los firmantes aparece el Clan del Golfo que opera con amplio despliegue en más de 100 municipios de Antioquia a través del narcotráfico y minería.

El inicio de la polémica

La desconexión con los líderes del Pacto Histórico en Antioquia y las autoridades departamentales comenzó cuando Gaviria desconoció públicamente al equipo que busca información para rendirle cuentas al presidente electo sobre los proyectos estratégicos que están caminando en las subregiones. Esa posición fue acogida por más de 80 alcaldes.

El gobernador no se negó ante el nuevo gobierno, sino a los tramitadores a razón de que Gustavo Petro le aseguró en una llamada telefónica que la conversación Antioquia-Presidencia sería asumida directamente por él.

“Desconozco, no autorizo grupo de supuesto empalme con el departamento de Antioquia. Me atengo a la conversación con Gustavo Petro, donde acordamos: relación directa con Gustavo Petro y Aníbal Gaviria, mesa de trabajo Antioquia y Gobierno nacional al regreso del presidente electo”, escribió el gobernador en su cuenta de Twitter.

Ante el desplante, el alcalde del distrito -quien estuvo suspendido por presunta participación política a favor de Petro- arremetió contra el gobernador por el bloqueo que le impuso a su amigo y a las personas que lo acompañan, muchos de ellos fueron exfuncionarios de su administración.

“¿Acaso quiere el gobernador de Antioquia que el comité de empalme esté compuesto por quienes perdieron las elecciones y se dedicaron a infundir miedo entre los empresarios?”, cuestionó Quintero Calle en sus redes sociales, como está acostumbrado a hacerlo.