La Policía Nacional descubrió 47 ampolletas de fentanilo en Medellín, un potente analgésico que es cien veces más fuerte que la morfina y comercializado ilícitamente para su uso recreativo. Los efectos pueden ser mortales.

El hallazgo se logró tras un estudio de once meses por parte de funcionarios de la Dirección de Investigación Criminal en el Valle de Aburrá ante la sospecha de que estaban activos varios laboratorios clandestinos.

“Un grupo de personas estaba elaborando, comercializando y distribuyendo drogas sintéticas y tenía bajo su poder dos laboratorios en el barrio Paralela de Medellín y otro en el barrio Madera de Bello”, dijo la institución.

Allí se fabricaban drogas como tusi, éxtasis y LSD. La materia prima, que por lo general eran medicamentos de control especial, era adquirida a través de grupos delictivos organizados, como Pachelly, quien ha manifestado intenciones de paz al Gobierno.

Las sustancias eran contaminadas con fentanilo con el propósito de darle un valor agregado al producto y tener reconocimiento entre los consumidores, pues es considerada en el mundo como la droga ‘zombi’ por su alto potencial de adormecimiento.

“Alteraba con fentanilo la fórmula química con la única finalidad de crear adicción y dependencia al producto, además de ganar fama entre los demás distribuidores de drogas, dado que, al tener fentanilo, tenía un efecto más potente”, agregó la entidad.

Laboratorios clandestinos de drogas sintéticas en Medellín y Bello, Antioquia. | Foto: Policía Nacional.

Sus integrantes fueron bautizados como Los Sintéticos y atrapados mediante diligencias de allanamiento en la subregión. Cuatro de ellos fueron detenidos, tres mediante una orden judicial y el restante por flagrancia.

Alias Sebas sería el cabecilla de la organización. Al parecer, él pagaba los permisos a los demás grupos criminales que operan en los barrios donde distribuía las sustancias y en su casa tenía uno de los laboratorios, donde pasaba gran parte de su tiempo.

Este hombre promocionaba sus productos por medio de las redes sociales y, supuestamente, la distribución la hacía mediante el servicio de domiciliario de motocicletas y empresas de transporte logístico a nivel nacional.

Alias Esteven era uno de los distribuidores y fue sorprendido con 477 pastillas de éxtasis. Estas mismas funciones las cumplían alias José y alias Cabe, quien fue el único que recibió el beneficio de casa por cárcel mientras avanzan las investigaciones.

Ellos fueron procesados por los delitos de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y concierto para delinquir. Son múltiples las pruebas, entre ellas el material hallado en las residencias: fentanilo, tusi, ketamina, alprazolam, metadona, colorantes, dinero en efectivo, entre otros.