Los robos por medio de escopolamina se han convertido en todo un dolor de cabeza para cientos de personas que temen a la hora de salir a la calle. Los que son víctimas terminan heridos, les roban todo y por horas quedan inconscientes en esta peligrosa práctica que ya suma 351 casos denunciados en 2022, según las autoridades del Valle de Aburrá.
Uno de los últimos casos ocurrió el pasado 13 de noviembre. La víctima, un extranjero de nacionalidad vietnamita, identificado como Paul Nguyen, de 27 años de edad. Según las autoridades, el hombre habría pactado una cita con una mujer en una plataforma digital y horas después fue encontrado sin vida.
Lo que hasta ahora se conoce es que ambos acordaron una cita en un establecimiento comercial del exclusivo barrio El Poblado. Después de la cena, se habrían trasladado a otro sitio público de la zona rosa del barrio Laureles. De eso da cuenta su tarjeta de crédito, que registró varias transacciones. Además de los movimientos de dinero, sus allegados tienen como pista una fotografía que compartió en su cuenta de Instagram con la mujer.
El compañero con el que llegó a Colombia encendió las alarmas por su extraña desaparición. La Policía Nacional emprendió una búsqueda hasta que encontraron un cadáver en la zona urbana de la ciudad con las características físicas que describieron sus allegados. Al parecer, el hombre habría sido víctima de un robo con escopolamina.
Las personas que estaban transitando por la carrera 91C y la calle 68E, en el sector conocido como El Cucaracho, notificaron a las autoridades a través de la línea de emergencia sobre la aparición de un cuerpo sin signos vitales que estaba acomodado a un pie de este corredor vial, en las inmediaciones del barrio Robledo. “Se llevaron todas sus pertenencias. Lo que sabemos es que todas sus tarjetas se las robaron”, dijo Amy Nguyen a un medio de comunicación estadounidense.
Otro caso fue el de un hombre de 28 años, miembro de la comunidad LGBTIQ+, quien la noche del pasado sábado, 17 de diciembre, fue víctima de que le robaran todas sus pertenencias, en el momento que, al parecer, le echaron alguna sustancia a una bebida que le brindaron en una discoteca, ubicada en el Parque Lleras.
Las autoridades recomiendan estar muy atentos y avisar a familiares y personas de confianza con quién se va a salir, debido a que estas personas en su mayoría aprovechan para realizar este delito en los lugares de expendio de bebidas embriagantes.
El pasado 10 de septiembre, un grupo especializado de la Policía Metropolitana, en articulación con la Fiscalía y con la tecnología instalada de la Alcaldía de Medellín, lograron ejecutar la captura de cinco personas, incluyendo a tres mujeres, que conformaban una banda delincuencial dedicada al hurto en varias modalidades, entre ellas el engaño a través de redes sociales como Tinder, donde contactaban y perfilaban a extranjeros en la ciudad, para luego reducirlos con escopolamina y hurtarles objetos de valor, relojes de alta gama o dinero en efectivo, incluso haciendo transacciones de criptomonedas, en uno de los casos.
Así lo reveló la investigación que se realizó por varios meses y en la que se pudo recolectar material en video, con el cual se hizo la identificación y judicialización de cada uno de los integrantes que cayeron en una operación simultánea en Medellín, Bello y Sabaneta.
“En este caso hay que felicitar a la Fiscalía y a la Policía. Se realizaron actividades de inteligencia e investigación judicial tras las cuales se logra desmantelar esta red delincuencial que se dedicaba a hurtos de alto impacto. Se dedicaban al engaño y el hurto, en especial de ciudadanos extranjeros”, dijo el Subsecretario Operativo de Seguridad, coronel Ómar Rodríguez Aranda.
Mujer víctima de escopolamina padeció un drama en un bus de Medellín
“Me empecé a sentir mareada, con muchas ganas de vomitar. Yo me paré de la silla, como para tomar aire en la parte de atrás del bus, para abrir las ventanillas de atrás, todas las abrí, porque me sentía como ahogada”, relató una mujer que sufrió todo un drama a bordo de un bus en la ciudad de Medellín.
Todo inició a las 8:00 a. m. del pasado 20 de mayo, cuando Isabel Gallego* salió de su casa en el norte del Valle de Aburrá para dirigirse hacia su lugar de trabajo. Tomó un bus de transporte público que la llevaba hasta la avenida Oriental, en el centro de Medellín, como de costumbre.
De repente, comenzó a sentir un mareo muy fuerte, dolor de cabeza y dificultades para respirar; al darse cuenta de que el bus se estaba quedando vacío, alertó al conductor sobre su situación y le pidió que por favor no la dejara sola.
“Yo me empecé a sentir muy angustiada y en mi angustia le dije al conductor que no me dejara salir sola del bus y la gente del bus salió, se cerraron las puertas y hasta ahí recuerdo. No recuerdo absolutamente nada más”, narró Isabel.
Entre tanto, el chofer y el despachador estuvieron al tanto de la mujer y alertaron a sus familiares, quienes llegaron a socorrerla, “si no hubiese sido por ellos, no sé qué me hubiera pasado”.
Posteriormente, se dirigió junto con su mamá a la Clínica Antioquia de Bello, donde manifestaron que no era una urgencia, por lo que fue remitida a cita prioritaria.
*El nombre de la víctima fue modificado para proteger su identidad.