Empresas Públicas de Medellín (EPM) le entregó al consorcio CYS un billonario contrato para que termine la construcción de Hidroituango y ponga a funcionar las últimas cuatro turbinas que cubrirán el 17% de la demanda nacional de energía.
La compañía está conformada por Yellow River CO., LTD Sucursal Colombia y Schrader Camargo S. A. S., que administrará más de un billón de pesos y tendrá un plazo de 1.125 días para ejecutar las obras en la hidroeléctrica.
EPM aclaró que la asignación de este proyecto se dio mediante una solicitud pública de ofertas. Es decir, invitó a privados para que presentaran propuestas y, con base en la oferta y una serie de criterios, salió el ganador.
Inicialmente, mostraron interés doce firmas constructoras y se evaluaron tres que alcanzaron a cumplir con los requisitos: Todini Costruzioni Generali S. P. A., China Gezhouba Group Company Limited y la aceptada, CYS.
Vale la pena aclarar que, desde un comienzo, la construcción de Hidroituango se planificó en dos etapas. Sin embargo, la primera se vio alterada por varias polémicas que dieron la salida del contratista y fueron asumidas por Schrader Camargo.
Los escándalos de la selección
La solicitud pública de ofertas de EPM para esta segunda etapa no se libró de escándalos. En varias oportunidades se vio en la obligación de ajustar los requisitos y ampliar plazos para que los candidatos pudieran cumplir las exigencias.
El 10 de marzo de 2022 se habilitó por primera vez, diez compañías alzaron la mano y solo una entregó la propuesta. En efecto, este proceso fue declarado desierto porque el único postulante tuvo una falla en las acreditaciones.
El 24 de abril de este año nuevamente salió al mercado y el consorcio CYS acaparó la contratación este 11 de octubre que, entre tantas obligaciones, compromete las últimas cuatro turbinas de generación de energía de Hidroituango.
“Con la aceptación de esta oferta, se logra que el proyecto no se vea afectado en el cronograma. Así mismo, permitirá una mayor eficiencia económica, control de costos y de la ejecución”, agregó Empresas Públicas de Medellín.
¿Riesgo de apagón?
Es la suma de todos los males. Precios altos, la inminencia de un fenómeno de El Niño intenso y duradero; cambios en la regulación que generarían transformaciones en las reglas del juego; bloqueos que ponen en jaque las centrales de generación; preocupaciones de los inversionistas locales e internacionales; profundas dificultades entre los distribuidores, un eslabón clave en la cadena; y los proyectos de energías renovables que todavía no despegan con fuerza. Esta mezcla se convirtió en una tormenta perfecta que revive el fantasma del apagón que golpeó a Colombia hace 30 años.
El riesgo de un racionamiento existe, es real. Todo dependerá de cómo maniobre el presidente Gustavo Petro para evitar que Colombia quede en la oscuridad. Pensar que un corte eléctrico pueda presentarse en el país enciende todas las alarmas, especialmente porque el aparato productivo se vería gravemente afectado en un momento en que los colombianos aún no se recuperan por completo de los estragos de la pandemia y afrontan los coletazos de una economía mundial en problemas.
No es una advertencia nueva y algunos factores ya se habían empezado a develar. XM, la firma que administra el mercado de energía, señaló, por ejemplo, las dificultades en las redes de distribución en algunas regiones del país, especialmente en la costa Caribe y el Chocó, que podrían forzar racionamientos de energía.
De hecho, un empresario del sector eléctrico en la costa Caribe le confirmó a SEMANA que ya se están programando cortes puntuales en algunas zonas por las dificultades en estas redes.