Las autoridades pudieron identificar el cadáver del hombre que apareció sin vida al interior de una camioneta de alta gama en Medellín mientras se adelantaban las elecciones, el pasado domingo 29 de octubre. Dos sujetos figuran como sospechosos del crimen.
El cuerpo fue hallado en la parte trasera del automotor a plena luz del día en el barrio Tricentenario. Se conoció que fue envuelto en una cobija, enrollado con cinta de color verde y con una bolsa negra envuelta en la cabeza.
Al parecer, dos personas parquearon la camioneta en ese sector y, tras pasar varias horas, la comunidad encendió las alarmas por sospecha. Cuando llegaron las unidades de la Policía Nacional, confirmaron el hallazgo.
La ciudadanía siguió de cerca el operativo y grabó el momento en que fueron rescatados los restos del automotor. La víctima era de tez trigueña y vestía un jean negro con camiseta de color blanco.
Fuentes judiciales confirmaron que se trata de Felipe Alexander Torrealba Marín, un ciudadano venezolano que habría sido asesinado en el norte del Valle de Aburrá y transportado en la camioneta hasta el barrio Tricentenario.
Un fiscal de la Seccional Medellín asumió las investigaciones y tiene como reto dar con el paradero de los responsables. La Alcaldía paga cien millones de pesos a cambio de información que facilite la judicialización de los homicidas.
Este es el vehículo del horror donde hacían paseos millonarios a extranjeros en Medellín, encontraron nueve tipos de sangre
Recientemente, las autoridades presentaron públicamente la desarticulación de una de las peores bandas de paseo millonario que había en Medellín. Los delincuentes se dedicaban a secuestrar y a robar extranjeros que llegaban a buscar citas con mujeres a través de aplicaciones.
SEMANA conoció detalles del expediente judicial y lo que allí se revela es tenebroso. De acuerdo con los investigadores del Gaula de la Policía, en uno de los vehículos utilizados para hacer los paseos millonarios, a través de la prueba Bluestar (consiste en aplicar reactivos sobre una superficie para saber si hay rastros de sangre), se encontraron nueve tipos de sangre de hombres que eran golpeados hasta que entregaran la información bancaria para desocuparles las cuentas.
Una de las víctimas de la banda, conformada por más de diez personas, entre ellas hijos de papi y mami de Antioquia que estudiaban en reconocidas universidades carreras como derecho y administración de empresas, fue un militar israelí que decidió pasar su periodo de vacaciones en Medellín, en el primer semestre de este año.
El experimentado hombre de guerra conoció a una bella mujer a través de una aplicación de citas. Con ella, acordó que, cuando llegara a Colombia, a Medellín, se reunirían para conocerse. Ella accedió, le dijo que sí al extranjero.
Tras su llegada al país, el israelí la contactó para que se vieran. La mujer aprovechó el desconocimiento de la ciudad del militar para decirle que ella lo recogía en un vehículo de su confianza. Así pues, la joven llegó al barrio donde se estaba quedando el extranjero y lo recogió en un vehículo de color rojo.
Según señala el expediente del caso, el extranjero se subió al automotor. Luego de haber avanzado unos metros, varios sujetos se montaron en el mismo auto y comenzó la pesadilla para el extranjero. Fue golpeado, herido con armas de fuego traumáticas, y en las llagas lo punzaban con destornilladores y otros elementos puntudos para que entregara las tarjetas de crédito y la información bancaria.
El israelí estuvo secuestrado por más de cuatro horas. Los sujetos lo llevaron de cajero en cajero y lograron sacar cerca de 20 millones de pesos. Gracias a su experiencia como militar, dice el informe en la Fiscalía, cuando vio una patrulla de la Policía, hizo que el vehículo en el que lo tenían secuestrado se estrellara. De esta manera, fue rescatado por las autoridades y tres de sus victimarios fueron capturados en flagrancia.
Al ahondar en la investigación, la Policía encontró que los capturados hacían parte de una temida banda conocida como los Diablos de Llorens, una estructura de crimen organizado conformada por 15 personas entre los 16 y 30 años de edad, que tenían diseñado un plan para secuestrar y robar a extranjeros que llegaban a Medellín en busca de diversión.