El gallo Emilio, como es llamado el gallo “de pelea” que fue maltratado y sometido a violentas jornadas de un supuesto entrenamiento para luego enfrentarse con otros animales también sometidos al mismo estilo de vida, recibió un regalo que le permitió volver a caminar.
Emilio perdió la vitalidad de una de sus patas tras esos enfrentamientos y luego de pasar amarrado por dos semanas, en el barrio La Soledad de la comuna Robledo, de donde fue rescatado, y en aras de darle un mejor bienestar, su extremidad tuvo que ser amputada.
Su historia se ha convertido en un caso de no creer, pues tras la cirugía a la que fue sometido, por primera vez fue construida una prótesis para un gallo en la capital de Antioquia.
Luz Marina Zuluaga, subsecretaria encargada de Protección y Bienestar Animal de la Alcaldía de Medellín, explicó que todo el proceso del gallo Emilio fue posible por la colaboración de los médicos veterinarios de la Universidad CES con acompañamiento de la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín.
“Fue intervenido por el equipo médico veterinario de la Universidad CES; se le practicó una cirugía de amputación de una pata; por eso, se le hace una prótesis para su miembro inferior, para que recupere su movilidad y para que disfrute de una vida sana”, manifestó la funcionaria Zuluaga.
La condición del gallo Emilio era crítica al momento de la cirugía, su pata izquierda presentaba necrosis o muerte de células y tejido, debido a la falta de circulación de la sangre tras haber sido amarrado con una cabuya durante mucho tiempo en el mismo miembro, mientras él intentaba soltarse.
El caso del gallo Emilio tuvo la suerte de tener un final feliz, pero no en todos los casos de maltrato animal ocurre lo mismo, en Cundinamarca se impuso la multa más grande en la historia de Colombia por este delito.
El hecho se dio como resultado de la intervención del Instituto de Protección y Bienestar Animal (Ipybac), y del Programa de Bienestar Animal de la Alcaldía de Funza (en colaboración con la Policía Nacional, la Inspección Segunda, y Personería del municipio), en donde Nidia Ávila, inspectora segunda de Funza, emitió falló sobre un proceso legal por maltrato animal llevado contra un criadero canino del municipio, aplicando la sanción económica más significativa desde la promulgación de la Ley 1774 de 2016.
“En un trabajo conjunto, se impuso la sanción económica por maltrato animal más alta en la historia de Colombia, pues después de haber reunido todo el material probatorio suficiente para dar inicio al proceso policivo, se efectuó el decomiso definitivo de más de 130 caninos y una multa cercana a los $1.000 millones. Adicionalmente, se compulsaron copias a la Fiscalía General de la Nación para que continúe el proceso penal”, aseguró Margarita Ramírez, gerente del IPYBAC.
El criadero canino objeto de la intervención fue sometido a un exhaustivo proceso legal que duró un año, y en el que se recopilaron pruebas y testimonios que respaldaron las acusaciones.
“Entre las evidencias presentadas se encuentran los laboratorios que se realizaron a los animales para evaluar sus condiciones de salud, testimonios de los médicos veterinarios del Ipybac y de la clínica particular donde se atendieron varios de los animales que estaban para hospitalización, transfusiones y cirugías, además de las declaraciones de los infractores. Fue un trabajo muy completo que nos permitió obtener un resultado positivo”, explicó Laura Casallas, coordinadora del Programa de Bienestar Animal de Funza.
La sanción se originó a partir de las acciones institucionales emprendidas el 5 de abril de 2022, cuando se llevó a cabo una visita de verificación de las condiciones de bienestar en el criadero. Durante esta visita, se encontró un total de 151 caninos y 2 porcinos mini pigs, que mostraban signos evidentes de maltrato y mala tenencia.