El doble crimen ocurrido el 8 de junio de 2024, en un exclusivo condominio en Envigado, Antioquia, en el que las víctimas fueron Daniel Alejandro Velásquez Franco, un prestigioso productor de reguetón conocido como Dr. Velásquez, y Astrid Sofía Riascos Valdés, su novia, sigue siendo investigado por la Fiscalía General de la Nación.
En medio de las pesquisas que adelanta el ente investigador, SEMANA tuvo acceso al expediente de por lo menos 100 páginas, en el que los agentes de inteligencia tienen todo tipo de elementos materiales probatorios para determinar qué fue lo que verdaderamente ocurrió y si aparte del mayordomo que aceptó el doble crimen hay más personas involucradas.
Por su parte, desde la Fiscalía no descartan que la investigación pueda dar un giro inesperado, pues el empresario musical tenía varias amenazas, pues su empresa no estaba en el mejor momento.
En los documentos, a los que tuvo acceso este medio de comunicación, dan cuenta de que el hombre enfrentó amenazas de muerte que salpican a un famoso cantante colombiano, tuvo problemas millonarios en la industria musical y pasaba por un angustioso momento.
Incluso, la familia de Dr. Velásquez, en entrevistas con las autoridades, entregaron nombres y situaciones puntuales sobre varios hechos que se registraron recientemente.
Al parecer, Dr. Velásquez pensaba que iba a morir. Uno de sus trabajadores más fieles le contó a la Fiscalía que su jefe mandó a hacer un letrero en el que señaló, con identidad propia, quién lo quería matar.
En ese mensaje, él habría reseñado a una mujer con la que sostuvo fuertes discusiones en el pasado por temas económicos, pero ya los habían resuelto en el momento en que acontecieron los lamentables hechos.
Daniel Alejandro tenía 40 años y tres hijos. Sus habilidades en el arte y los negocios le sirvieron para crear una empresa dedicada a los proyectos musicales, principalmente del reguetón.
El trabajo que realizó en los últimos años fue conocido ampliamente por Maluma, J Balvin, Piso 21, Pipe Calderón y Blesdd, entre otros grandes exponentes del género en todo el mundo.
El propósito de sus iniciativas era llevar las carreras de los cantantes a otro nivel, aunque esto le costó problemas que llegaron a tambalear su seguridad, de acuerdo con los testimonios recogidos por el ente de investigación.
Supuestamente, en el año 2023, él fue intimidado cuando cerraba un polémico contrato de representación con un famoso cantautor colombiano. Al menos cuatro personas de su núcleo cercano reconocieron la situación.
“En cuanto a amenazas, sé que él tuvo un inconveniente con (se omite el nombre), pero no conozco los detalles porque él siempre me mantenía al margen de las cosas de la oficina”, comentó una de las mujeres de su familia.
“Lo poco que conozco es que ese cantante lo amenazó de muerte. Al parecer, por cuestiones de dinero. Daniel tenía que firmarle algo para que lo cogiera otra persona”, comentó Julián Alberto Quintero Agudelo, su hombre de confianza y hoy detenido por el doble crimen.
La familia
El productor musical se divorció de la madre de sus dos hijos a finales de 2023 y, a comienzos de 2024, oficializó su noviazgo con Astrid Sofía Riascos Valdés, la joven de 23 años con la que fue asesinado el 8 de junio.
Si bien la exesposa se fue del hogar con sus pequeños, el hombre se quedó con el tío y abuela de esta mujer, quienes cumplían las tareas de los servicios generales y recibían dinero por ello.
El tío es Julián Alberto Quintero Agudelo, un expolicía que se ganó toda la confianza del productor y lo convirtió en el mayordomo, él conocía sus pesadillas y le daba recomendaciones para enfrentar los problemas.
Los dos parientes de su exesposa se convirtieron en un dilema para Velásquez porque, supuestamente, maltrataban a su novia. El único camino que habría encontrado era despedirlos para mejorar su relación amorosa.
Así se lo comunicó a Quintero Agudelo en una conversación solitaria que sostuvieron en la madrugada de ese sábado en la casa y en medio de aguardientes, según el testimonio que él suministró a la Fiscalía.
Aparentemente, esa petición estuvo acompañada de palabras de alto calibre que enceguecieron al empleado: “Yo estallé, saqué la pistola y le disparé a Daniel Alejandro. Le dije que respetara y le disparé”.
Luego se trasladó hasta la habitación donde dormía Astrid Sofía Riascos Valdés y repitió la escena: un disparo para cada uno. Más tarde, él entregó al CTI la pistola con la que habría cometido el crimen.