Detrás de la fachada de la Gobernación de Antioquia se escondería el acoso laboral. Relatos conocidos por SEMANA dan cuenta de que altos funcionarios barren con contratistas, para eliminar las huellas del maltrato.
Al menos 37 denuncias advierten de estas conductas, en las que las víctimas frecuentes son universitarios que se estrellan de frente con los presuntos abusos, cuando apenas están construyendo su hoja de vida. Además, hay casos de adultos que llevan varios años en las entidades públicas, pero no tenían palabras para definir el supuesto calvario que soportan.
En algunas secretarías les declararían la guerra a las mujeres que tienen hijos, porque creen que las afectarán en los objetivos. A los afrodescendientes les pondrían piedras en el camino para que se caigan y, al parecer, a los enfermos los estarían sobrecargando de trabajo para hundirlos en el dolor.
Quien se atreve a denunciar a su superior, es objeto del escarnio público. Les llegarían a los escritorios burlas crueles de los compañeros que buscan ganarse el favoritismo del jefe acusado. Pero hay otros casos en los que recibirían aplausos por la valentía de desenmascarar el acoso.
El Sindicato Unitario Nacional de Trabajadores del Estado en Antioquia clasificó a las dependencias que serían las ‘campeonas’ del maltrato, con base en el número de procesos que han llegado al Comité de Convivencia Laboral de la Gobernación:
La Secretaría de Educación (quince casos), Gerencia de Catastro (tres casos), Secretaría de las Mujeres (dos casos) y la Secretaría General (un caso). Se sospecha que hay un subregistro, pues las personas no se atreven a alertar por el temor de perder el empleo.
Varios funcionarios contaron que han estado al borde del suicidio por la violenta presión de sus jefes y toman pastillas para despistar la angustia que les genera el trabajo. Los sentimientos se reflejan en intensas migrañas y pérdida de peso, entre otras tormentosas dolencias.
El escenario no tiene límites. Supuestamente, en una dependencia los superiores ordenan hackear computadores para borrar documentos con el fin de afectar el desempeño de alguien y así presentar un llamado de atención por el incumplimiento en las funciones.
También se cuestionan los permisos de manera abusiva: “¿Otro permiso?, ¿usted por qué es la persona a la que se le mueren más familiares?”. Los comentarios al vestuario y maquillaje van por el mismo lado: “Las que se pintan los labios de rojo son putas”.
Una directora administrativa se pasea por los pasillos con copas llenas de licor, mientras carga con cuatro denuncias por presunto acoso laboral. Al parecer, su madrina política la mantiene en el cargo; coordina un equipo de quince funcionarios. “Es una angustia continúa. Acá trabajan unidos por el acoso”, señaló una fuente.
En conversación con SEMANA, el gobernador Aníbal Gaviria Correa respondió que la entidad que lidera no tolera ningún tipo de conductas que afecten a los ciudadanos. Prueba de ello sería el protocolo que ha definido para tramitar las alertas cuando hay indicios de algún tipo de maltrato.
Frente a las 37 denuncias por presunto acoso laboral, se indicó que no están desagregadas. Es decir, faltaría claridad: 16 fueron cerradas al no considerarse como esta conducta, doce están en el Sistema General de Participaciones, dos en Procuraduría y seis en investigación.
“La Gobernación de Antioquia no tolera el acoso laboral y promueve espacios de diálogo, entendimiento entre servidores, promoción de un clima laboral sano, así como el acceso a las instancias legales por parte de los servidores que consideren necesario”, dijo.
A raíz de este escenario, varios sindicatos le pidieron a Aníbal Gaviria Correa ajustar el protocolo de mitigación de violencias al interior de la entidad, para poder tener la “alegría de servir”, eslogan que él mismo promueve.