SEMANA accedió al expediente que tiene la Fiscalía sobre los homicidios de Astrid Sofía Riascos Valdés y de Daniel Alejandro Velásquez Franco, un prestigioso productor de reguetón conocido como el Dr. Velásquez.

Los investigadores resumieron en más de cien páginas las primeras pistas que buscan esclarecer el doble crimen, cometido el pasado 8 de junio en un exclusivo condominio del municipio de Envigado.

En los archivos se advirtió que el hombre enfrentó amenazas de muerte que salpican a un famoso cantante colombiano, tuvo problemas millonarios en la industria musical y pasaba por un angustioso momento en su compañía.

Si bien la mano derecha de las víctimas confesó en dos oportunidades ante un fiscal que él sería el autor material de los asesinatos, esta historia podría dar giros inesperados en cualquier momento.

Así lo aseguraron los allegados de los fallecidos, quienes expusieron frente a las autoridades una serie de nombres y episodios violentos que anticipaban una posible tragedia al interior de la familia.

Daniel Alejandro Velásquez Franco tenía tres hijos. Dos de ellos estaban en su casa cuando ocurrió el doble asesinato.

Al parecer, Dr. Velásquez pensaba que iba a morir. Uno de sus trabajadores más fieles le contó a la Fiscalía que su jefe mandó a hacer un letrero en el que señaló, con identidad propia, quién lo quería matar.

En ese mensaje, él habría reseñado a una mujer con la que sostuvo fuertes discusiones en el pasado por temas económicos, pero ya los habían resuelto en el momento en que acontecieron los lamentables hechos.

Amenazas de alto nivel

Daniel Alejandro tenía 40 años y tres hijos. Sus habilidades en el arte y los negocios le sirvieron para crear una empresa dedicada a los proyectos musicales, principalmente del reguetón.

El trabajo que realizó en los últimos años fue conocido ampliamente por Maluma, J Balvin, Piso 21, Pipe Calderón y Blesdd, entre otros grandes exponentes del género en todo el mundo.

El propósito de sus iniciativas era llevar las carreras de los cantantes a otro nivel, aunque esto le costó problemas que llegaron a tambalear su seguridad, de acuerdo con los testimonios recogidos por el ente de investigación.

Supuestamente, en el año 2023, él fue intimidado cuando cerraba un polémico contrato de representación con un famoso cantautor colombiano. Al menos cuatro personas de su núcleo cercano reconocieron la situación.

“En cuanto a amenazas, sé que él tuvo un inconveniente con (se omite el nombre), pero no conozco los detalles porque él siempre me mantenía al margen de las cosas de la oficina”, comentó una de las mujeres de su familia.

“Lo poco que conozco es que ese cantante lo amenazó de muerte. Al parecer, por cuestiones de dinero. Daniel tenía que firmarle algo para que lo cogiera otra persona”, comentó Julián Alberto Quintero Agudelo, su hombre de confianza y hoy detenido por el doble crimen.

Julián Alberto Quintero Agudelo, un expolicía y mayordomo de la finca, es el principal sospechoso del doble crimen.

Presuntamente, se necesitó de la mediación de organizaciones delincuenciales de Medellín para ponerle punto final a la discusión: “Eso llegó a temas de calle. Es decir, de bandidos. Eso lo tuvieron que hablar con otros combos”, sumó otro testigo.

A esto se agregan las presuntas advertencias que habría recibido de una disquera extranjera cuando disputaban la custodia de un cantante y una serie de inquietantes comunicaciones en su teléfono personal.

“Respecto a las amenazas, puedo decirle que el año pasado, como en febrero, había unas llamadas extrañas que él nunca pudo saber quién era”, añadió uno de los ejecutivos de la compañía.

Negocio en aprietos

El negocio de Daniel Alejandro estaba pasando por un momento crítico en términos económicos. En 2023, se clausuraron varios contratos que golpearon su bolsillo y otros trámites de cancelación se quedaron pendientes.

Justo por este tiempo, la compañía trabajaba en la liberación de un artista de música popular y él reclamó la respectiva deuda en el marco del proceso civil, según un hombre que estuvo al pendiente de sus movimientos.

“En la actualidad, la empresa está muy afectada financieramente. Los salarios de la empresa los estamos cubriendo nosotros con nuestros salarios”, dijo el mismo sujeto en una entrevista ante la Fiscalía.

Precisamente, antes de ser asesinado, Dr. Velásquez entregó 18 millones de pesos para completar la nómina de sus empleados y estaba atento a la ejecución de dos proyectos de la industria del entretenimiento, uno de ellos vinculaba a un famoso deportista colombiano.

Problemas familiares

El productor musical se divorció de la madre de sus dos hijos a finales de 2023 y, a comienzos de 2024, oficializó su noviazgo con Astrid Sofía Riascos Valdés, la joven de 23 años con la que fue asesinado el 8 de junio.

Si bien la exesposa se fue del hogar con sus pequeños, el hombre se quedó con el tío y abuela de esta mujer, quienes cumplían las tareas de los servicios generales y recibían dinero por ello.

El tío es Julián Alberto Quintero Agudelo, un expolicía que se ganó toda la confianza del productor y lo convirtió en el mayordomo, él conocía sus pesadillas y le daba recomendaciones para enfrentar los problemas.

Los temas familiares también generaban complicaciones en la vida de Dr. Velásquez.

Los dos parientes de su exesposa se convirtieron en un dilema para Velásquez porque, supuestamente, maltrataban a su novia. El único camino que habría encontrado era despedirlos para mejorar su relación amorosa.

Así se lo comunicó a Quintero Agudelo en una conversación solitaria que sostuvieron en la madrugada de ese sábado en la casa y en medio de aguardientes, según el testimonio que él suministró a la Fiscalía.

Aparentemente, esa petición estuvo acompañada de palabras de alto calibre que enceguecieron al empleado: “Yo estallé, saqué la pistola y le disparé a Daniel Alejandro. Le dije que respetara y le disparé”.

Luego se trasladó hasta la habitación donde dormía Astrid Sofía Riascos Valdés y repitió la escena: un disparo para cada uno. Más tarde, él entregó al CTI la pistola con la que habría cometido el crimen.

A los allegados de Dr. Velásquez les cuesta entender esta versión de los hechos, pues el mayordomo se transformó en su mano derecha, en su sombra, en su amigo y en su confidente.

Problemática confesión

La abogada Manuela Toro Correa, quien protege los intereses del confeso homicida, alegó ante un juez que la Fiscalía habría cometido supuestas irregularidades en medio de los testimonios que le tomó a su cliente.

Dr. Velásquez fue asesinado junto con su novia. | Foto: Ninguno

En el primer encuentro que tuvo con los funcionarios del CTI, él estaba borracho y se abstuvo de autoincriminarse. Cuando fue llamado a ampliar la información ante un fiscal, asumió todas las responsabilidades sin la presencia de un defensor.

En ese momento, Quintero Agudelo manifestó: “Yo era la mano derecha de Daniel Alejandro, nos queríamos mucho. Yo fui quien los maté a los dos”. El funcionario que lo escuchó paró la diligencia y le recomendó que buscara a un jurista.

En el tercer indagatorio este hombre llegó con una abogada, asumió toda la culpa y mostró disposición de entregar el arma de fuego con la que habría asesinado a las dos personas el 8 de junio.

La crítica de Toro Correa es que no se sabe de dónde salió esta defensora: “Él no la contrató, no la conocía, no le hizo pago de honorarios y, según él, ella le dijo lo que tenía que decir para que no tuviera un futuro con malas consecuencias”.

Aunque la pistola que el mayordomo suministró sí coindice con los proyectiles hallados en la escena del crimen y se está a la espera del registro de las cámaras de seguridad del lugar, pero la mayoría estaban averiadas por un supuesto aguacero que cayó esa semana.

Por ahora, el principal sospechoso es Julián Alberto Quintero Agudelo, quien está privado de la libertad por presunto homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego. Además de confesar el crimen a la Fiscalía, también lo habría hecho con sus allegados.