Sin disparar un solo proyectil de un arma de fuego, el Ejército Nacional logró la captura de alias Firu, comandante de las disidencias de las Farc en Antioquia. En cuatro oportunidades estuvo a punto de ser atrapado y la vencida fue la quinta, mientras se desplazaba en una camioneta de la Unidad Nacional de Protección (UNP) este martes 23 de julio.
Este hombre es recordado por las sanguinarias normas que imponía entre la población civil de los municipios de Guadalupe, Carolina del Príncipe, Gómez Plata, Amalfi, Anorí y Bajo Cauca (Caucasia, El Bagre, Nechí, Tarazá, Cáceres y Zaragoza), cuyo objetivo sería “(…) aportar a la construcción de una verdadera paz con justicia”.
En primer lugar, las personas no tenían permitido el consumo de sustancias psicoactivas en las zonas urbanas y rurales de los pueblos señalados. Si era sorprendidas haciéndolo, la multa era de 3 millones de pesos. Los presuntos disidentes de las Farc advertían: “Seremos implacables con el microtráfico”.
Las invasiones de tierra tenían una sanción de 7 millones de pesos; los “amanecederos” costaban 3 millones de pesos; las riñas, 2 millones de pesos; “a los que les gusta destruir con la lengua”, más de 1 millón de pesos; ingresar animales a los establecimientos comerciales y a menores de edad a sitios donde vendan licor tenían una penalidad de 1 millón de pesos.
Ahora bien, después de las dos de la mañana, la guerrilla restringió el tránsito de carros. Si el conductor no demostraba una emergencia, “debe incurrir 3 millones y decomiso del vehículo por un mes. Todos aquellos deudores morosos han de realizar acuerdos de pago antes de un mes, de lo contrario, 1 milón″.
Supuestamente, por disposición de alias Firu, quien había estado enfilado en el Ejército Nacional, debía esperar dos años para retornar al territorio, contados a partir de la fecha en la que salió de la institución: “Si se les comprueba colaboración, serán declarados objetivo militar”, reseñaba Firu en comunicados.
Al parecer, “las personas foráneas” tenían la obligación de informar a las juntas de acción comunal sobre su visita, tener una carta de recomendación o portar un carné que los identificara como habitantes de la región, un método que ha implementado la organización criminal para tener el control del territorio.
Esto se suma a las restricciones que impusieron los frentes 18 y 58 de las disidencias de las Farc en el municipio de Briceño. Allí también hay normas que están condicionadas a millonarias sanciones. De momento, el Ejército Nacional y la Policía tratan de hacerles contrapeso a las amenazas e intimidaciones.
Alias Érika y Firu, de las disidencias de las Farc
Alias Érika y alias Firu, ambos integrantes de las disidencias de las Farc, fueron capturados cuando iban en una de las siete camionetas blindadas de la Unidad Nacional de Protección que transportaban a varios integrantes de las disidencias de las Farc en Antioquia.
Y es que estos carros fueron requeridos por integrantes del Ejército Nacional en un retén que tenía instalado en el nordeste antioqueño, pero las personas que se encontraban en su interior se negaron a bajarse, por lo que los trasladaron hasta la unidad militar antes mencionada.
Luego de que las camionetas ingresaron al batallón, personal de la Fiscalía General de la Nación junto con la Policía Nacional y el Ejército comenzaron la pesquisa de los vehículos y la identificación de las personas que iban allí.
En medio de la plena identificación de las personas, identificaron a alias Érika, quien delinque en el departamento del Caquetá. También estaba Édgar de Jesús Orrego Arango, alias Firu, que es cabecilla de la Estructura 36 de las disidencias de las Farc, y se señala que habría hecho alianzas con el ELN en Antioquia para desterrar a otros grupos criminales para quedarse con negocios de narcotráfico y minería ilegal.