Este jueves se presentó una nueva batalla campal al interior del estadio Atanasio Girardot: en el segundo tiempo del partido entre Atlético Nacional y Junior estalló una violenta confrontación que dejó a 21 personas heridas. SEMANA conoció los detalles desconocidos del operativo que implementó la Policía para retomar el control del orden público.
Según las primeras investigaciones, la riña comenzó cuando seguidores del equipo barranquillero agarraron una bandera que los anfitriones tenían en la tribuna del norte. La respuesta fueron golpes con objetos contundentes y ataques con armas cortopunzantes. La emergencia fue registrada en vivo y replicada ampliamente en las redes sociales.
La primera decisión de los socorristas fue abrir las puertas de las graderías para que los aficionados evacuaran y retornaran a su lugar de origen. Sin embargo, las agresiones se intensificaron y agravaron a las afueras del establecimiento. Así lo contó el secretario de Seguridad de la capital de Antioquia, Manuel Villa.
“La hinchada del Junior tiene que ser agrupada y se tiene que meter de nuevo al estadio para separarlos de los hinchas de Nacional y que no se mantenga esa confrontación. Se garantiza que los hinchas de Nacional se vayan del estadio”, comentó el funcionario, quien advirtió que habrá duras sanciones y procesos penales en contra de los responsables.
Otro episodio que pasó desapercibido para la opinión pública es que los seguidores del equipo visitante tuvieron que ser custodiados por los agentes de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá y obligados a abandonar la ciudad de Medellín, pues se corría el riesgo de que se reactivaran las confrontaciones en las calles.
En la madrugada del viernes apenas se dieron las garantías de seguridad para la evacuación de este grupo de personas: “Solo a las 2:30 de la mañana logramos, con los buses, sacar a los hinchas del Junior del estadio para que retornen a su ciudad, tienen que ser acompañados y escoltados por la Policía”, agregó Manuel Villa.
Sobre las investigaciones, la Alcaldía de Medellín y la Policía comentaron que hay ocho horas de grabación donde se alcanza a observar detalladamente la batalla campal. Desde la noche del jueves, un equipo técnico está analizando las imágenes para identificar a los sujetos que alteraron el orden público y presentarlos ante la justicia.
Si bien se ha cuestionado la operación de las autoridades, el distrito salió en defensa de los uniformados y recalcó que la seguridad al interior del Atanasio Girardot debe ser asumida por el organizador del evento, también indicó que se están haciendo inversiones para mejorar los sistemas de vigilancia en las graderías.