Los ojos de la capital de Antioquia están puestos sobre el proceso de licitación que le dará paso a la construcción del Metro de la 80, un brazo del sistema masivo de transporte del Valle de Aburrá que conectará al occidente de la ciudad. Si bien se había anunciado que 40 compañías estaban interesadas en el negocio, solo se recibió una propuesta.
La unión temporal que tiene el objetivo de quedarse con el contrato billonario, uno de los más esperados por los paisas, está conformada por las empresas CRRC (Hong Kong) Co. Limited, Mota – Engil Sucursal Colombia y Mota – Engil Colombia SAS. Una de ellas es conocida en el país por los manejos que le dio a un contrato que alcanzó con el Estado.
En Medellín ha generado dudas la capacidad del grupo portugués Mota Engil porque en 2019 no cumplió con los objetivos que el Gobierno le fijó en la construcción masiva de colegios a lo largo y ancho del país. Con base en el pacto, tenía la obligación de edificar 248 sedes educativas y solo pudo capitalizar 17. Es decir, incumplió con el contrato.
Una vez fue cuestionada por dejar tirado el proyecto, alegó que los retrasos tuvieron lugar por las faltas que se presentaron “por parte del patrimonio autónomo del fondo de financiamiento de infraestructura educativa”. Ese escenario los obligó a no continuar con la ejecución de los acuerdos.
Antes de que se dieran las críticas, el Metro de Medellín aseguró que un equipo especializado tendrá la obligación de verificar el cumplimiento de los requisitos de participación y calificación, para luego emitir el correspondiente informe, dando el visto sobre la continuidad de los oferentes; de ser positivo, la obra se entregaría este año.
Aunque el alcalde Daniel Quintero testificó que la evaluación de la unión temporal será rigurosa, mostró preocupación por las empresas que se ausentaron en la convocatoria pública para construir el Metro de la 80, escenario que se habría dado por la incertidumbre global generada por la tasa de interés.
También porque las sociedades que se podían postular debían tener el músculo financiero para costear el proyecto dado que el distrito, una vez sea adjudicado, les pagará por la obra ejecutada. Es decir, los recursos públicos se entregarán cuando el Metro esté de pie con el fin de evitar que se pierda la plata de los paisas.
Ante la desconfianza, “tenemos que garantizar que el proyecto se ejecute con las mejores manos y con los mejores ojos. El Metro de la 80 lo vamos a sacar adelante, así como Hidroituango lo estamos sacando adelante. Retos nos vamos a enfrentar siempre, pero esta es una administración que tiene un carácter y una disciplina”, afirmó el mandatario.
Si por algún motivo se cae el proceso de licitación por la falta de oferentes, la Alcaldía está dispuesta a gestionar un nuevo trámite de ofrecimiento que se traducirían en retrasos de dos a tres meses. “Ojalá cumplan con los requisitos, ojalá tengan todo en regla, todo en línea”, respondió Daniel Quintero por las críticas a la compañía de origen portugués.
Con base en el cronograma, la actual administración espera iniciar las obras en el Metro de la 80 en febrero de 2023 con una línea a nivel, recorriendo desde el norte de la ciudad -en las inmediaciones de la Terminal de Transporte del Norte-, a lo largo de la Avenida 80 hasta la altura de la estación de Aguacatala, en el sur de Medellín.
Ahora bien, esta nueva conexión tendrá una longitud de recorrido de 13,25 kilómetros con 17 paradas. Además, contempla andenes, una ciclorruta bidireccional y una franja de zona verde y amoblamiento.