En la tarde de este jueves 27 de octubre, integrantes del CTI, Policía Nacional y uno de los capturados viajaron a zona rural del municipio de Segovia del departamento de Antioquia, donde encontraron un cadáver en descomposición.
Los restos mortales eran de un niño, al parecer entonces Maximiliano Tabares, el pequeño de seis años de edad desaparecido hace 36 días en el municipio de Segovia y asesinado, al parecer, en un acto satánico.
Este hallazgo sucedió en la vereda Cuturú Alto, zona rural de este municipio del nordeste antioqueño. El gobernador Aníbal Gaviria sostuvo que la información que tienen las autoridades apuntan a que, en definitiva, sí es el cuerpo de Maximiliano. Por eso, agradeció el trabajo de los organismos de investigación, como la Fiscalía, el CTI y la Policía, que fue el que permitió avanzar en la investigación para ubicar el cuerpo.
“La identificación del cuerpo ya definitiva y absoluta será de la investigación del CTI, que podrá corroborarlo con el ADN, pero francamente, por la información que he recibido, los indicios son muy altos de que sea el cuerpo de Maximiliano. Con esto termina esa angustia y zozobra de las comunidades de Segovia, Remedios y todo el país, después de toda esta situación tan dolorosa”, contó Gaviria.
Agregó que siempre existió la esperanza de hallar al pequeño Maximiliano con vida, lo que debe llevar a una profunda reflexión y a un compromiso de la sociedad para la defensa de la vida, especialmente la de los niños, niñas y adolescentes.
Los rituales satánicos que habrían generado la desaparición
La Policía Nacional, a través de la Operación San Gabriel, pudo inferir que la mamá del menor de edad, su padrastro, la abuela y otros miembros del núcleo familiar serían los victimarios del aterrador crimen que llevó a la desaparición del menor.
Los capturados se dedicaban a realizar ritos satánicos y todo indica que la desaparición del niño obedece a las prácticas ilícitas de estas personas. En la mañana del 21 de octubre de 2022, las autoridades dieron a conocer los cuatro allanamientos en los que se materializaron las capturas de estas personas en los municipios de Segovia y Bello, Antioquia.
La Fiscalía 140 especializada logró que estas personas fueran legalizadas por un juez de la República.
En los operativos que ejecutaron los uniformados, cuando llegaron a la vivienda de la mamá del menor encontraron debajo de la cama y en otros espacios objetos satánicos, como los elementos con los que efectúan ritos y un muñeco vudú. Además de varios libros sobre estas prácticas, cuchillos y hasta frascos con diferentes hierbas.
El relato de un exintegrante de la supuesta secta satánica Los Carneros fue la pieza clave de las autoridades para esclarecer la desaparición de Maximiliano Tabares Caro, el niño de seis años que se perdió en el municipio de Remedios.
El principal testigo se unió al grupo en 2021. Ingresó por invitación del padrastro de la víctima. Él le describió que la tribu tenía como objetivo principal encontrar guacas en la región. Es decir, tesoros escondidos bajo la tierra para hallar piezas valoradas en los mercados. Sin embargo, se retiró en el camino por la crueldad de los encuentros.
Este hombre habría recibido un mensaje de sus “dioses” en el cual le advirtieron sobre un mal que estaba dentro del niño que no estaría dejando prosperar el negocio. En consecuencia, citaría a sus súbditos para sacarle el espíritu al menor de edad. Ese encuentro estaba agendado para el 20 de septiembre y al otro día, justamente, se reportó la desaparición.
“El líder me abordó y me dice que yo debo volver a la tribu. Me citó para que en la noche de ese mismo 20 de septiembre fuera a la casa de Damaris (abuela de la víctima), que allí nos reuniríamos porque el espíritu le dijo que Maximiliano lo estaba obstaculizando para que no encontraran las guacas. Yo no asistí”, detalló el testigo ante la Fiscalía.
Las revelaciones fueron más allá
Este sujeto explicó que duró varios meses dentro de la secta satánica. Dio un paso al costado recientemente por los dolores que le estaba imponiendo el líder. Supuestamente, para llamar a los dioses a los que veneraban con el propósito de recibir las guías del camino, debían soportar tratos humillantes.