La Sociedad Internacional de Neuromodulación (International Neuromodulation Society) entregó el reconocimiento INS 2023 al neurocientífico estadounidense John O’Keefe por inspirar a la comunidad científica Colombiana al compartir su conocimiento.
Su trabajo ha ayudado a los científicos a comprender mejor cómo funciona el cerebro y descubrir mecanismos de enfermedades que eventualmente guiarán hacia nuevas terapias.
La INS está formada por médicos, científicos e ingenieros dedicados al desarrollo científico y al conocimiento de la neuromodulación –la alteración de la actividad nerviosa a través de la entrega de estimulación eléctrica o agentes químicos a sitios específicos del cuerpo-.
El premio fue entregado en las instalaciones de la Universidad de Medellín por el presidente de la Sociedad Internacional de Neuromodulación, el neurocientífico colombiano William Contreras, quien actualmente se encuentra vinculado con la organización Nobel, además de liderar el grupo Nemod (Centro de neuromodulación), institución científica especializada en mejorar la calidad de vida en pacientes con trastornos severos de agresividad, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo, párkinson, entre otros.
O’Keefe ganó el Premio Nobel de Medicina en el año 2014 por descubrir las neuronas GPS, cuya función nos permite posicionarnos en nuestro entorno, desde el interior de nuestras casas hasta en las más grandes y congestionadas ciudades.
El premio fue esculpido por el arquitecto Santandereano Juan José Cobos, quien tiene entre sus obras importantes monumentos de talla internacional como el Santísimo en Floridablanca y la batalla del Pienta en Charalá.
Liliana Ramírez, la doctora antioqueña premiada por la academia estadounidense
La doctora Liliana fue galardonada con el premio Norman Geschwind que otorga la Academia Estadounidense de Neurología, un premio prestigioso para la academia porque lo han recibido otras personas que han sido genios de la neurología cognitiva, “para mí fue un reconocimiento muy honorable, fui la primera mujer latina, para mí fue romper una barrera”, dijo a SEMANA la doctora colombiana.
En la Medellín de los años 80 nació Liliana Ramírez Gómez. Su historia se ha convertido en un referente de superación y logros: fue una de las hijas de un tradicional matrimonio paisa que tuvo 10 hijos, estudió en una universidad pública y salió adelante destacándose en el campo de la medicina como una de las mejores en su materia en Estados Unidos.
Siendo la menor de los 10 hijos de una pareja de campesinos en Antioquia, Liliana le contó a SEMANA cómo fue salir adelante en una familia tradicional colombiana con pocas oportunidades pero con mucha esperanza de crecer como profesional.
“Mi mamá nos educó en la casa. Luego, al ir a la ciudad, mi papá trabajó de citador, en un juzgado, llevando las notas de condenas en ese tiempo difícil en Medellín”, cuenta la doctora durante la entrevista, asegurando que fueron unos papás de quienes recibieron “todo el amor del mundo” e hicieron todos los sacrificios para darles educación a sus hijos.
Liliana estudió en una escuela pública que se llamaba República Argentina, muy cerca de la Plaza de Flores de Medellín, luego cursó su bachillerato en la Valeria Londoño y de ahí saltó a una de las universidades públicas más importantes del país: la Universidad de Antioquia.
“Me encantaba la biología, las ciencias naturales y también me gusta estar con la gente, ayudar a la gente, entonces yo sabía que la medicina era algo muy bueno porque integraba las dos cosas”, dijo la doctora a SEMANA refiriéndose a su experiencia de escoger una carrera en ese momento.
Desde el tercer semestre, Liliana trabajó con el grupo de neurociencias de la Universidad de Antioquia con el doctor Francisco Lopera, quien es el director del Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia y quien ha hecho un descubrimiento revolucionario en la lucha contra el Alzheimer.
En el 2005, por cosas de la vida, o del destino, Liliana hizo un intercambio con la Universidad de Harvard, gracias a su promedio impecable ganó una beca para asistir, por tres meses, a una de las universidades más prestigiosas del mundo, un internado que le ayudó a adentrarse un poco más en el mundo de la neurología.
Esos tres meses hicieron que Ramírez conociera a su pareja, con quien hoy tiene dos hijos, y quien fue el principal artífice del éxito de la paisa, ya que, si bien ella tenía que regresar a Colombia después de esos tres meses de intercambio, el también médico norteamericano, que logró cautivar el corazón de Liliana, le pidió volver para establecerse definitivamente en Estados Unidos.
“Fue como una historia de amor, él me convenció de que me viniera a Estados Unidos, que estudiara acá y bueno, así fue, nos casamos”, dijo Liliana a SEMANA asegurando que todo se juntó: la historia profesional de seguir adelante ejerciendo la medicina neurológica, estudiar y poder practicar su conocimiento, y otra el amor que le convenció de migrar hacia el país norteamericano.
Dedicada a la neurología cognitiva, la doctora contó que se ha dedicado a atender pacientes que sufren de demencia o deterioro cognitivo, siendo la directora clínica de la División de Trastornos de la Memoria del Massachusetts General Hospital, donde enseña a los residentes.
Ella desarrolló una clínica en español, que se encarga de ver personas de todos los países de Latinoamérica con problemas de memoria, trastornos del comportamiento y demencia. “Mi enfoque ha sido en tratar de buscar mejores maneras de proveer cuidados clínicos para la población latina y también para los cuidadores de estas personas”, dijo a SEMANA.