En el conjunto residencial de Atavanza, de la ciudad de Medellín, hay preocupación por un nuevo movimiento en masa que podría afectar a más de 400 familias. El Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres programó una visita a la zona.
El dolor de cabeza no es reciente. La montaña sobre la que se edificó una parte de la unidad se ha estado desprendiendo desde 2009. Ante los incidentes, se le pidió a la constructora un muro de contención, pero no se hicieron los anclajes necesarios y cedió.
Las fuertes precipitaciones y la desestabilización del terreno han encendido las alarmas. Una parte colapsó en junio de 2022 sobre el principal corredor del barrio Rodeo Alto, afectando a más de diez mil personas. Hoy se teme que la historia se repita.
Recientemente, la comunidad notó un movimiento en masa adicional sobre la parcela. También observaron grietas sobre la montaña que se formaron, presuntamente, por las intensas lluvias que se han descargado en las últimas semanas sobre el Valle de Aburrá.
Gloria Castañeda es la presidenta del consejo de propietarios de Atavanza. Detalló que, una vez percibieron la nueva emergencia, se comunicaron con los organismos de socorro de Medellín para que realizaran un estudio profundo sobre el hallazgo que les inquieta.
“Esto ocurrió el fin de semana. Nosotros llamamos al Dagrd y programó una visita para el jueves. Estamos muy preocupados porque la vía de acceso se podría volver a taponar con la tierra o con algo inesperado. Necesitamos una pronta solución”, afirmó la vocera.
Entre las pesadillas de los ocupantes está que la montaña ceda y se ‘coma’ lentamente el suelo que sostiene a las demás torres de la unidad residencial de la ciudad de Medellín, como ocurrió con el salón social que hoy no tiene un terreno firme para sostenerse.
Aunque se han emitido compromisos para que la constructora retome las labores de mitigación por mediación de la Alcaldía y tribunales judiciales, los dueños de los apartamentos aseguran que no lo están haciendo y califican la gestión como “pésima”.
Las quejas llegaron hasta la Superintendencia de Industria y Comercio por la supuesta negligencia de Covin S. A. y Bienes Raíces Calle Siete S. A. En la demanda se falló a favor de los copropietarios para que resolvieran los estragos causados por la emergencia.
El juzgado les dio un plazo de sesenta días para que hicieran los trabajos de estabilización de los taludes y procesos estructurales de toda la unidad. Esto ocurrió en septiembre, pero los involucrados apelaron la decisión y, de momento, no se ha resuelto.
Mientras tanto, los organismos de socorro han emitido alertas para toda la subregión por la inminente amenaza de los deslizamientos de tierra que, por las precipitaciones de enero y febrero, se podrían presentar con mayor insistencia en el territorio.
Así lo explicó el ingeniero Julián Sepúlveda Berrío, líder del Equipo de Meteorología del Proyecto del Sistema de Alerta Temprana del Área Metropolitana del Valle Aburrá:
“Aunque nos encontramos en una temporada donde el régimen de precipitaciones es menor, seguimos modulados por el fenómeno de La Niña, lo cual implica que vamos a tener un mayor acumulado”, afirmó.
La autoridad ambiental de la ciudad hizo un llamado a las administraciones municipales y a los organismos de socorro para que se preparen ante las posibles emergencias que se podrían presentar entre enero y febrero, periodo en el que la situación estará más crítica, de acuerdo con los radares del Instituto de Hidrología.
Estas condiciones también cobijan al resto de los municipios de Antioquia. Según lo anunciado por el Ministerio de Ambiente, en algunas zonas del departamento predominará en las horas de la mañana el tiempo seco, pero en la tarde se prevé un aumento en la nubosidad acompañada de lluvias.