En las últimas horas, los sicarios del Clan del Golfo volvieron a hacer estragos en Antioquia. Hombres fuertemente armados sostuvieron por varios minutos un combate con los uniformados que estaban prestando servicios en la subestación del corregimiento de Altamira, ubicado en el municipio de Betulia (Antioquia).
Los habitantes de la zona registraron el sonido del hostigamiento. Mientras una mujer expresaba preocupación por las personas que estaban en cercanías al centro poblado, en el fondo se escuchaba el estruendo de las balas por parte de los ilegales, las cuales eran respondidas por los miembros de la fuerza pública.
De acuerdo con el reporte del comando de la Policía en Antioquia, los delincuentes llegaron hasta la subestación y arremetieron contra los uniformados, sin mediar palabra. Al parecer, los sujetos estarían enfilados a la organización del Clan del Golfo, que impulsa desde hace tres semanas un plan pistola en la región.
Una vez accionaron las armas, los policías lograron reaccionar a tiempo y les frenaron el paso. La presión de los miembros de la institución los obligó a abandonar la zona mientras lanzaban disparos para despistarlos. El comandante de la Policía departamental, coronel Daniel Mazo Cardona, afirmó que el hostigamiento no dejó muertos ni lesionados.
“Los delincuentes quisieron atacar la estación de Policía y nuestros valientes policías se pararon y los sacaron corriendo de este corregimiento. Estamos atentos a acompañarlos y tenemos personal dispuesto para apoyarlos en el momento en que sea necesario”, afirmó el comandante.
La información que entregó la comunidad fue clave para estar en alerta, a razón de que la amenaza del ataque estaba advertida. Para contrarrestar las acciones terroristas, en el corregimiento redoblaron el número de uniformados que realizan los operativos en las calles del centro poblado.
La medida de prevención fue adoptada por la institución, porque el modus operandi del Clan del Golfo está definido: utilizan los desplazamientos motorizados de los policías para disparar. En consecuencia, los uniformados están en la obligación de patrullar en grupos de cuatro o seis personas.
“Nos estamos prepararon. No nos van a quitar la vida a la traición por la espalda. Vamos a estar de frente y contundentes para sostener, proteger y sostener a nuestras comunidades”, concluyó el coronel Daniel Mazo que, en lo corrido de este año, ha perdido a 20 de sus patrulleros en Antioquia.
El plan pistola tiene contra la espada y la pared a los policías. El comandante de la región seis de la Policía Nacional, brigadier general Gustavo Franco, reconoció que los ilegales no tienen límites dado que los ataques sistemáticos se han realizado sin piedad. Incluso, varios ataques han tenido lugar en sus propios hogares, donde los sicarios les han disparado frente a sus seres queridos por portar el uniforme de la institución.
“Estos criminales no tienen límite. Ellos pueden desarrollar acciones que no tienen contemplación de nada. No sabemos si eso les vaya a servir para incrementar más riqueza criminal y si la vida les alcanzará para agotar esa riqueza. Esto es un dolor de patria. Pero con la gran fortaleza para contrarrestarlos y, sobre todo, para seguir protegiendo a los colombianos”, afirmó el comandante.
Este lunes despidieron a las dos últimas víctimas que dejó el Clan del Golfo en Antioquia: el subintendente Sergio Yepes Páez y la patrullera Luisa Fernanda Zuleta. Ambos acudieron a un llamado de la comunidad en el que advertían sobre una emergencia y, en medio del recorrido, fueron atacados con armas de fuego.
El primero llegó a las filas de la institución hace 14 años para defender a su tierra y la mujer arribó a la Policía en 2016. Como ellos, otros 18 uniformados murieron violentamente.