Las autoridades se llevaron una gran sorpresa cuando inspeccionaban paquetes con electrodomésticos que fueron enviados vía encomienda de Miami hacia Medellín. Hay una persona capturada.
Todo empezó cuando agentes federales de Estados Unidos interceptaron dos cajas que se encontraban pendientes para transportar con destino a la capital de Antioquia. Allí encontraron seis armas de fuego tipo fusil.
Una vez los uniformados de ese país emitieron la alerta, la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá le hizo seguimiento a otro producto que había aterrizado de Florida bajo las mismas condiciones.
La caja fue hallada en el barrio Kennedy de la comuna de Robledo y el responsable tenía en sus manos dos fusiles y dos pistolas con sus respectivos proveedores, que posiblemente ingresaron de manera ilegal al país.
Él fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación para que responda por el delito de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones.
La hipótesis de los detectives es que, supuestamente, este material de guerra pretendía ser camuflado a través de electrodomésticos para no llamar la atención en los controles de los aeropuertos.
El secretario de Seguridad de Medellín, Manuel Villa, indicó que este resultado se traduce en un golpe para las rentas criminales y la comercialización de armas de fuego en la ciudad.
“La lucha contra la estructuras ilegales no tiene consideración alguna y desde aquí, desde Medellín, con todas las autoridades le vamos a seguir dando duro a los bandidos”, dijo el funcionario.
En lo que va corrido de este año, la Policía Nacional ha incautado 582 armas de fuego en la capital de Antioquia: escopetas, escopetas traumáticas, pistola, pistola traumática, revólver, revólver traumático y subametralladora.
En el mismo período de tiempo, la institución capturó a 214 personas por delitos asociados al porte ilegal de arma de fuego. En su mayoría, los detenidos son hombres mayores de edad.
Tal como lo ha documentado SEMANA, en la ciudad de Medellín se negocian armas de fuego para las organizaciones delincuenciales, incluso se alquilan para cometer crímenes en el Valle de Aburrá.
La fuerza pública también ha descubierto a integrantes de grupos armados dialogando para conseguir material de guerra, tanto para las disidencias de las Farc como para el Clan del Golfo.