Las fuertes precipitaciones siguen haciendo estragos en el departamento de Antioquia. En las últimas horas, un hombre de 47 años murió en medio de un movimiento en masa que se registró en el norte del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Así las cosas, en lo que va corrido de 2022, 58 personas han perdido la vida en eventos asociados a las lluvias.

El incidente se presentó en la vereda Isaza del municipio de Barbosa, donde se desprendió una montaña sobre el campesino. Al parecer, el terreno perdió su estabilidad por las continuas descargas de agua que han caído sobre la subregión. Tras labores intensas de rescate, el cadáver fue hallado tres horas después de haber reportado la emergencia.

“Tuvo que ser necesario activar el componente de gestión del riesgo del municipio de Barbosa con maquinaria amarilla y los ingenieros para hacer la evaluación del terreno. La Alcaldía recomienda a constructores y a la comunidad en general a estar atentos ante cualquier posible riesgo o emergencia”, se lee en un texto emitido por la administración.

Los análisis del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) dan cuenta que los deslizamientos de tierra serán cada vez más frecuentes en Antioquia porque la segunda temporada de lluvias está acompañada por el fenómeno de La Niña, por lo que las amenazas estarán activas durante los próximos cuatro meses.

De momento, solo el municipio de Alejandría está cobijado con una alerta roja de probabilidad de desarrollar movimientos en masa, dado que las lluvias han filtrado los terrenos sin la posibilidad de drenar. En consecuencia, la estabilidad de las montañas está condicionada al tiempo de las siguientes 24 horas, donde se espera más agua.

Mientras que las inundaciones están previstas en las cuentas que cruzan por la subregión del Urabá antioqueño. Hay suma atención en las poblaciones de San Juan de Urabá, Arboletes, Turbo, Necoclí, Chigorodó, Apartadó y Carepa, con los ríos San Juan, Mulatos, Sucio, León y Atrato. También las desembocaduras al mar Caribe.

“Tenemos antecedentes para el departamento de suelos saturados, de amenaza de deslizamientos de movimiento de masa y también los niveles significativos de los ríos que climatológicamente debieron haber bajado a mitad de año y no lo han hecho”, dijo la directora del Ideam, Yolanda González Hernández.

Este escenario no es nuevo para Antioquia. Desde el 2020 hasta la fecha, en esta zona del país se han presentado 612 movimientos en masa que se han desprendido sobre corredores viales y viviendas. Mientras que 345 inundaciones han afectado a las poblaciones que habitan en cercanías de los ríos y quebradas.

Otro de los fenómenos que se presentan con mayor frecuencia con los vendavales (183), avenidas torrenciales (84) y crecientes súbitas (83). En consecuencia, 118 personas han fallecido en medio de emergencias naturales. En la lista de víctimas hay menores de edad que no superan los dos años y adultos mayores de 70 que fueron sorprendidos por lluvias.

Frente a este escenario crítico, se resolvió activar la calamidad pública en todos los rincones del departamento para adelantarse a las labores de mitigación del riesgo. Es decir, se invertirán unas altas cantidades de dinero en las 125 localidades con el fin de asegurar las zonas que están marcadas como una amenaza para las personas.

Aunque las autoridades reconocen que este mecanismo no será el arma más contundente para proteger las vidas a razón de que la ciudadanía es el primer canal para la prevención. “Estar alertas ante cualquier señal de riesgo para informar a las autoridades y tomar las precauciones necesarias para salvaguardar la vida”, reseñaron los organismos de socorro del departamento de Antioquia.