Un hombre requerido por la justicia de Estados Unidos cayó del edificio del búnker de la Fiscalía General de la Nación en Medellín luego de ser capturado para su extradición. Las autoridades abrieron una investigación para esclarecer las causas de la muerte.
La víctima de 43 años fue identificada como Daniel Gilberto Álvarez Aya, llamado a responder ante una corte de Nueva York por el delito de pornografía infantil. En confusos hechos, habría tomado la decisión de lanzarse desde uno de los pisos altos de la entidad.
El detenido aprovechó un descuido de los funcionarios que lo estaban custodiando para tratar de esquivar las supuestas responsabilidades que tendría, cuyo proceso lo adelantaba la Unidad de Derechos Humanos. Se desconoce si lo hizo para fugarse o quitarse la vida.
Una vez se presentó la emergencia al interior del inmueble de la Fiscalía, un grupo de paramédicos corrieron a brindarle los primeros auxilios porque, en un principio, quedó herido. La víctima falleció cuando era trasladado a un centro médico de la capital de Antioquia.
Se conoció que Álvarez Aya era licenciado en educación básica con énfasis en inglés y tenía una especialización en aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para la enseñanza. También habría tenido contratos de formación con el Estado.
Desde el año 2017 estuvo en las aulas de clase del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena). Prestó sus servicios en el centro de diseño y manufactura de cuero en todas las modalidades, tanto virtual como presencial, para ofrecer diferentes cursos de inglés.
En febrero de 2023 firmó un contrato por 28 millones de pesos que, según el objetivo que se pactó, iría hasta septiembre. Fuentes de la institución aseguraron que se abrió un proceso de investigación para identificar si el hombre era docente en Antioquia.
Cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la ciudad de Medellín revelaron que, entre los meses de enero y febrero, se presentaron 38 suicidios. La estadística es superada por la ciudad de Bogotá con 56 casos en el mismo período.
Un caso similar al del extraditable se presentó en la ciudad. Thomas Smith Gordon, un ciudadano canadiense que tomó la decisión de lanzarse por la ventana del séptimo piso de un hotel. Las autoridades tienen varias pistas que podrían descifrar las razones del incidente.
A las 9:00 p. m. del jueves –16 de marzo– ingresó una llamada a la línea de emergencia, en la que una persona informó que alguien tenía la intención de acabar con su vida desde un edificio ubicado en el barrio Laureles. De inmediato, la Secretaría de Salud del distrito envió un equipo de especialistas.
Una vez llegaron los médicos a la zona referenciada por el informante, lo encontraron tirado en el suelo sin signos vitales. Ante esta escena, la unidad investigativa de la Policía Nacional, en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, adelantaron la inspección técnica del cadáver.
Las primeras averiguaciones dieron cuenta de que el hombre nació en Richmond Hill, Canadá, hace 35 años. De acuerdo con el reporte de la administración del hotel, hace un mes se encontraba durmiendo en la habitación 704. En el expediente se lee que se asomó a la ventana y se arrojó al vacío.
De manera inicial, las autoridades judiciales desconocen los problemas que tenía porque no encontraron allegados que dieran cuenta de su vida personal. Sin embargo, al interior del inmueble donde estaba hospedado encontraron un material que fue vinculado al proceso.
El señor Thomas Smith Gordon tenía varias bolsas plásticas entre sus pertenencias, en las que su interior reposaba una sustancia pulverulenta de color blanco. Los analistas sospechan que estaba bajo los efectos de ese material, ya que se podría tratar de dosis de cocaína. Esto está en estudio.
Este no es el primer caso que se reporta en Medellín con estas características. Una de esas emergencias pudo ser frenada. En las cámaras de seguridad de Medellín quedó registrado el momento exacto en el que un grupo de policías evita que una mujer se quite la vida desde un puente. La oportuna reacción frenó una tragedia. Hoy llueven aplausos para cada uno de los uniformados.
El reloj marcó las diez de la noche del viernes 3 de marzo, cuando un ciudadano se dio cuenta de la emergencia que estaba por ocurrir. Él llegó hasta las instalaciones de la Zona de Atención, Prevención y Mediación que la institución tiene en el sector de la Minorista de la capital de Antioquia.
Entretanto, dijo que la señora estaba a punto de caer a la avenida Regional, una de las calles más transitadas del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. De inmediato, los funcionarios ordenaron activar el protocolo para atender este tipo de incidentes.
Lo primero que hicieron fue pedir el apoyo de los visualizadores de las cámaras de vigilancia para verificar la versión entregada por la persona. Al recibir el afirmativo, siguieron las coordenadas para ayudarla. Tenían una carrera contrarreloj.
En la pantalla se le vio aferrada con sus dos manos a la baranda del puente. Ella vestía una falda y le estaba dando la espalda a la carretera, mientras los vehículos seguían rodando y algunos curiosos tenían la mirada fija sobre su cuerpo, grabando con los celulares.
Estando en el sitio, se tomó la decisión de dividir al equipo en dos partes, subiendo por los dos costados del puente. Uno empezó a hablar con la mujer con el propósito de disuadirla para que no tomara una mala decisión, según lo reveló la Policía Nacional.
“En ese momento, el señor intendente Edwin Marín, aprovechando un descuido, la abraza con el fin de resguardarla”. La escena quedó en un video que se multiplica ampliamente en las redes sociales. Él se abalanzó rápidamente sobre su cuerpo y evitó la emergencia.
Se necesitaron tres uniformados para agarrarla y ponerla a salvo. Sin embargo, ella no estaba a gusto y trataba de soltarse con fuertes movimientos. Una vez la evacuaron del puente, se pidió el apoyo de la Secretaría de Salud para que se hicieran cargo del hecho.
Otro de los casos más recordados es el suicidio de una joven empresaria desde un edificio ubicado en el centro de la capital de Antioquia. Karen Castaño se lanzó al vacío, pero antes dejó un escrito que tenía como destinaria a su pequeña hija.
En 22 párrafos dejó en evidencia los dolores que padeció en los últimos meses y las maniobras que hizo para mantenerse viva. Aunque el texto está dirigido a su niña, ella decidió colgarlo en su cuenta de Facebook horas antes de lanzarse desde el último piso de la Clínica Medellín.
Tomó esa determinación porque desconfiaba de que los suyos no le mostraran a la menor las palabras cuando pudiera leerlas. Cada letra es estremecedora. Con los dedos ágiles y saltándose toda regla gramatical, como lo expresó en la carta, describió la verdad que tenía en la boca.
Empezó diciendo que el relato que estaba redactando tenía el objetivo de darle a Gabriela el punto de vista que tenía sobre los hechos que padeció, a razón que temía que le entregaran una idea errónea de las situaciones que protagonizó en los últimos días, que concluyeron con su muerte.
En primer lugar, aseguró que en el primer semestre de 2022 estaba viendo los resultados de los esfuerzos que hizo en el pasado, principalmente en la maternidad y en la empresa que estaba liderando. “Estaba haciendo dinero, no solo para mí, sino para otras personas”, se lee en el texto.
Más tarde afirmó que el buen tiempo se cayó al piso en los primeros días de junio al reconocer las verdades que no conocía: “Permití que durmieras, a tus 3 años, más de una noche en la misma cama que mi abusador y el abusador de otras niñas de la familia y amigas cercanas”, agregó.