Juan Carlos Alvarado armó una revolución en las calles de la capital de Antioquia: enfiló sobre una mesa un par de botellas de vidrio que contienen el aire que cruza por la Ciudad de la Eterna Primavera, ese es el relato que repite junto a sus amigos frente a los turistas que caminan por el barrio El Poblado y en las inmediaciones del Atanasio Girardot.

El precio de cada unidad es un completo misterio. “Si quiere conocerlo, venga a mi mesa y conversamos. Todavía no va a salir en redes ni en los medios”, respondió el negociante ante la duda de cuántos billetes debe reunir uno de sus clientes para adquirir el novedoso producto que, desde su lanzamiento, ha sido adquirido especialmente por viajeros.

El emprendimiento nació hace dos meses cuando observó un documental que daba cuenta de esa práctica en Europa. Las imágenes le mostraron a una familia que escaló una de las montañas del Viejo Continente para atrapar en cápsulas el aire que los sobaba. El resultado fue exportado a ciudades de Asia por más de 100 dólares cada envase.

Alvarado tuvo la misma reacción que las personas que leen lo imposible: en Medellín venden aire. La sorpresa lo llevó a descifrar la técnica que utilizaron los europeos. Con un grupo de amigos armó las primeras pruebas que, al instante, dieron resultados. El método también es secreto, pero espera divulgarlo cuando lo blinde con una patente.

“El aire se acumula en las botellas, pero todo depende del clima. La recolección la hacemos completamente natural. Nosotros nos llevamos los envases con un dispositivo especial que más adelante vamos a estar mostrando el proceso, solo que nos llegó todo de prisa. Lo que puedo decir es que es esencia pura”, comentó Juan Carlos Alvarado.

Este negocio fue bautizado con el nombre de “Real Medellín Air”, un sustantivo que promete llamar la atención de las personas que buscan un recuerdo especial de la ciudad. Dentro de la botella está la magia de las principales montañas que le cubren la espalda del Valle de Aburrá: el cerro de las Tres Cruces, Nutibara y el Alto de las Palmas.

“Este es el recuerdo más original que se van a poder llevar para su país: aire de Medellín. Cien por ciento recomendado, recolectado aquí en Medellín que demuestra que estuvo en la Ciudad de la Eterna Primavera. El aire es natural, real”, afirmó el propietario de la marca que sueña con legalizarla ante la acogida que ha tenido entre los extraños de la ciudad.

Él afirmó que la idea de negocio es loca, pero tiene fundamentos que dice haber estudiado. Todo esto ha sido motivado por el sueño que reúne a los socios del aire: un grupo de artistas que esperan producir música con las ganancias que les deje la venta del producto, que ha sido calificado en redes sociales como rebuscado e ingenioso.

Detrás de Juan Carlos Alvarado está Nikya, el sobrenombre que está impulsando desde hace más de ocho años en el mundo del reguetón. La falta de recursos y oportunidades no lo han dejado crecer como pensó hacerlo. “Esto es duro y hay que buscar cómo lograr las cosas. Mientras vendo, yo interpreto temas, todos dedicados a las mujeres”, agregó.

Las experiencias de estos negocios, tal como lo encontró Alvarado, llegan desde Europa. En 2015 un medio español reveló una entrevista con un hombre que comercializó el mismo producto por 80 euros. Ante las dudas por la duración del efecto, aseveró que todo depende de la tapa: “Si no lo abres, potencialmente para siempre. Pero si lo haces, entonces unos segundos”, se lee en el diario El Economista.