Un ciudadano hondureño, de 29 años, viajó de Estados Unidos hacia Medellín para hacer un negocio en los primeros días de octubre. En la segunda semana de ese mes debía retornar a su país, pero no abordó el avión, despertando sospechas en su familia. Los delincuentes le pusieron precio a su libertad: 20 mil dólares.
La víctima llegó a Colombia para gestionar la importación de repuestos para motocicletas hacia su país de origen. En medio de las negociaciones, fue secuestrado por los integrantes de una estructura multicrimen que delinque en el Valle de Aburrá. Su secuestro tuvo lugar en la comuna ocho de la capital de Antioquia.
De este hombre no volvieron a saber nada en Estados Unidos. Sorpresivamente, el 22 de octubre apareció nuevamente a través de un video que compartió con sus familiares. En las imágenes se veía a los captores portando armas de fuego mientras el extranjero le pedía a su hermano una alta cantidad de dinero.
La plata representaba el saldo que estaba en la obligación de costear para que le respetaran su libertad. Según quedó registrado en la grabación, los delincuentes le exigieron 20 mil dólares a cambio de soltarle los elementos que lo mantenían sujetado. A precio de hoy, la factura ilegal correspondería a $ 99.480.000.
Sin embargo, el allegado que observó el video encendió las alarmas por el delito. Él se comunicó con las autoridades colombianas para que investigaran la extraña situación en la que estaba siendo víctima su hermano. De inmediato, se activó un plan especial para dar con su paradero en las calles de Medellín.
Otra grabación fue la pieza clave que llevó a la Dirección Antisecuestro y Antiextorsión de la Policía Nacional a identificar el lugar exacto donde los ilegales tenían secuestrado a este hondureño, de 29 años. El operativo fue calificado de película por parte de las unidades que encabezaron la investigación.
“Gracias a otro video grabado por el joven en un descuido de sus captores, fue posible ver un grafiti con la frase ‘Lizeth’, que a la postre se convirtió en la pista principal para que los uniformados cerraran la búsqueda en algunas comunas de Medellín, hasta dar con el sitio donde mantenían en cautiverio”, indicaron.
Así las cosas, empezó un barrido intenso por varios sectores de Medellín con el fin de ubicar la pintura que se veía en las imágenes. Por aire y tierra buscaron la pieza que los llevó al punto donde estaba secuestrado el hombre. Además de la ilustración, fuentes humanas entregaron detalles del secuestro del extranjero.
La información recopilada por las autoridades de inteligencia los llevó hasta el sector de Villatina, ubicado en cercanías al centro del distrito. Una vez sospecharon de la coordenada recibida por el secuestrado, siguieron los movimientos de varias personas, cuya actuación llamó la atención por parte de los investigadores.
Los uniformados de la Policía Nacional interpretaron el comportamiento de los ciudadanos como si estuvieran custodiando una vivienda donde habría algo valioso. En ese momento se ordenó la intervención en el sitio que, finalmente, logró la liberación del comerciante hondureño.
En consecuencia, dos personas fueron capturadas y se les incautó armas de fuego. A raíz del material probatorio recopilado, la Fiscalía General de la Nación les imputó los delitos de secuestro extorsivo y porte ilegal de armas fuego. Ambos fueron enviados a un centro carcelario mientras avanzan las investigaciones.