El coronavirus desestabilizó absolutamente todo. El mundo entero se vio obligado a cambiar completamente su diario vivir para acomodarse a una situación que tomó por sorpresa a la humanidad. Los ritos funerarios no fueron la excepción. En Colombia, un país en donde se acostumbra a despedir a los familiares con ceremonias religiosas masivas, todo cambió.
Las misas, cementerios, funerarias y actos fúnebres en general -encuentros que convocaban en ocasiones a decenas o cientos de personas- ahora están prohibidos para evitar el contagio y todo se redujo a lo mínimo necesario para despedir a los seres queridos. Por esta razón, muchas personas que han perdido a sus familiares por estos días los tienen que despedir prácticamente solos. A los cementerios puede entrar un número limitado de personas y aun cuando una persona fallece por causas distintas a covid-19, debe ir solo el núcleo cercano del fallecido, acatando todas las recomendaciones necesarias como por ejemplo conservar la distancia. De hecho hay varios que incluso se abstienen de asistir al sepelio por prevención.
Jorge Perdomo, sepulturero del cementerio de Villapinzón, cuenta lo que pasa hoy en día a la hora de enterrar a un ser querido. "Hoy, por ejemplo, hay un entierro y muchos de los familiares no quieren venir, entonces van a venir como cuatro o cinco nada más. A veces vienen solo tres personas y a mi me toca colaborarles cargando el cajón". Los conductores de los carros fúnebres e incluso los tanatólogos deben usar trajes especiales, tapabocas, gorro, tres guantes y botas para protegerse, incluso cuando la muerte haya sido por causas ajenas al coronavirus. Esta es la realidad de miles de personas que pierden a sus familiares y en estos tiempos no pueden despedirlos como de costumbre. Las ceremonias y encuentros con varios familiares y amigos quedaron, por ahora, suspendidas y muchos de ellos deben asumir el doloroso duelo en solitario.