El secuestro al que fue sometida Melisa Martínez García llegó a su fin este lunes, cuando fue localizada por un grupo de los Gaula de la Policía y el Ejército en una cueva situada en una agreste zona rural del corregimiento de Palmor, que pertenece a Ciénaga (Magdalena) y se eleva a unos 1.000 metros sobe el nivel del mar.Casi cuatro meses (116 días) permaneció la joven empresaria cautiva en diferentes sitios de la montaña, desde aquel 23 de agosto en el que resultó plagiada en la vía de regreso a su casa en Santa Marta. Ocurrió en el municipio de Zona Bananera, donde ella levantó de cero una finca bananera familiar que se ha convertido en poco menos que su obsesión.Melisa, nieta de Jaime García Márquez y sobrina nieta de Gabriel, el nobel de Literatura, estudió diseño gráfico en la Universidad Autónoma del Caribe pero halló su verdadera vocación en el campo. Dos o tres jornadas de la semana las dedicaba a aquel terreno que buscaba volver productivo, con la supervisión de su papá de crianza, Miguel Lamus, experto en administrar grandes extensiones bananeras. Le recomendamos: El misterio sobre el secuestro de la sobrina nieta de García Marquez Al día siguiente de su desaparición su camioneta fue hallada, abandonada, en el corregimiento samario de Minca, en las estribaciones de la Sierra Nevada. Desde entonces empezó la lucha de su familia por encontrar a aquella mujer que su tía Shanni García describió entonces, en diálogo con SEMANA, como reservada, silenciosa y de pocos pero buenos amigos. Una amante de los viajes, la naturaleza y su perra Malú, que ahora se veía enfrentada no solo a su cautiverio, sino también a los rigores de la sierra.“Para sus padres, ella es nuestra mano derecha. La vida nos ha cambiado, no es lo mismo sin ella en la casa. Sus hermanos están destrozados, así como su mamá. Es ver cómo se llevan una persona de tu lado”, dijo Lamus a esta publicación.Mandato presidencialEl caso de Melisa fue visto como una ‘desaparición transitoria’ para las autoridades locales hasta que el presidente Iván Duque, el domingo 26 de agosto, día de la consulta anticorrupción, retrasó dos horas su votación para atender personalmente el asunto y ordenar a un equipo especial del Gaula de la Policía Nacional, encabezado por el general Fernando Murillo, que se apersonara de la situación.Una de las únicas pruebas de supervivencia enviadas a la familia, conocida por este medio, fue una llamada telefónica realizada en septiembre en la que la joven brevemente alcanza a saludar a su mamá y decirle que la extraña y, seguidamente, su voz se quiebra para implorar a su familia que colabore “con lo que ellos piden”. Una voz sintetizada al otro lado de la línea les indica a los angustiados padres que la exigencia es “cinco millones de dólares” y que tendrán más pruebas de supervivencia cuando “lleguen a un acuerdo”. En contexto: La banda que aterroriza la Sierra Nevada A partir de interceptaciones telefónicas, las autoridades ya tenían idea de quiénes estaban involucrados en el secuestro, pero no habían logrado dar con el paradero de Melisa. El máximo responsable del crimen era el ex jefe paramilitar Rigoberto Rojas Mendoza, conocido también como Rigo, Escorpión o Alacrán, un desmovilizado de las AUC y postulado a la ley de Justicia y Paz que gozaba de libertad desde mayo de 2015 y que cayó el domingo en Barranquilla.Los demás integrantes de la organización delincuencial eran ex paramilitares y en varios casos también integrantes del clan de los Pachenca (de origen narco paramilitar), que operan en Santa Marta y en la Sierra Nevada varios negocios ilícitos, entre ellos el narcotráfico y la extorsión.Contra el tiempoUna vez capturado Rigo era cuestión de horas para que su organización se diera cuenta del golpe y decidiera mover a Melisa nuevamente en una montaña en la que pocos han salido en esta situación. Fue el mismo cabecilla quien, finalmente, decidió entregar la localización de la joven plagiada.En una carrera contra el tiempo, los Gaula de la Policía y el Ejército planearon y ejecutaron cuidadosamente el operativo que pusieron en marcha en la misma noche del domingo y se prolongó hasta la mañana del lunes. Hacia las 5 a.m. todas las unidades estaban en posición.Cuando recibieron luz verde, poco más de dos horas después, la joven se encontraba al interior de una cueva celosamente vigilada por cuatro hombres que portaban armas largas. Cualquier movimiento era crítico porque corría peligro la vida de la víctima. Hubo un corto intercambio de disparos en el que uno de los captores resultó muerto, los demás se rindieron. El cautiverio se volvió libertad. Le sugerimos: Liberan a Melisa Martínez, sobrina nieta del nobel García Márquez Una vez la plagiada estuvo en manos de las autoridades, sana y salva, un helicóptero la llevó a la base de Antinarcóticos de Santa Marta, junto con los uniformados que la liberaron. Allí, después de esos 116 días, se reencontró con su familia. Instantes antes, el presidente Iván Duque había anunciado al país el rescate y manifestó que había sido una “operación impecable” que incluyó meses de “inteligencia humana y de inteligencia estratégica”. Fueron 14 los detenidos, 11 hombres y tres mujeres.La familia expresó sus agradecimientos por llevar de nuevo a Melisa a casa y dijo que, por lo pronto, ella requerirá de reposo. Nuevamente volverá a su vida, a su casa, su campo, sus perros, pero seguramente tomará algún tiempo retomar el ritmo. Por ahora quizá lo que importa, tal y como dijo su tía Shanni, tras agradecer al cielo, es que “hoy tenemos a Melly sana y salva con nosotros”.