Claudia López mira por la ventana de la camioneta blindada. Pasa su mano por su cabello negro, cada vez más cubierto de hilos plateados. Ahora que las calles de Bogotá están vacías por la cuarentena llega en cuestión de minutos a una localidad u otra, algo que tan solo hace unas semanas le podría tomar horas. “Mira TransMilenio tan vacío. Qué maravilla”, dice. Después responde a la pregunta sobre lo qué es lo que más le preocupa de la crisis del coronavirus en Bogotá: “Lo que realmente me angustia es pensar que, cuando se levante la cuarentena, el 27 de abril, va a haber personas de unos 50 años, con hijos chiquitos, que van a ir a trabajar, se van a contagiar y van a dejar a sus niños huérfanos”. Esta idea la acompaña a lo largo del día. En un momento sus ojos se vuelven cristalinos y al frente de sus técnicos médicos se asomaron unas lágrimas. “Si en Nueva York, la capital del mundo, están enterrando a la gente en fosas comunes en los parques porque allí no se guardaron en sus casas, ¿qué es lo que le espera a Bogotá si la gente empieza a salir masivamente?”, se pregunta... Puede leer la crónica completa haciendo clic aquí.