Hace 16 años, Damary Mejía, la mamá de Jenny Castañeda, fue asesinada por el bloque paramilitar del Magdalena Medio que comandaba alias El Viejo, Ramón Isaza. Su historia le dio la vuelta al país porque años después, a raíz de un cáncer de tiroides que sufrió, ella lo perdonó, aún sabiendo que Isaza había ordenado la muerte de su madre. Hoy Jenny estará en Villavicencio, en el gran encuentro por la reconciliación, esperando que el papa Francisco oiga su testimonio: una historia cargada de misticismo y “diocidencias”, como ella dice. También le puede interesar: En video: el mensaje de los excombatientes que se encontrarán con el papa