El próximo noviembre se va a cumplir un año de la repentina muerte de Jorge Enrique Pizano, uno de los más importantes testigos del escándalo de Odebrecht-Aval y de su hijo Alejandro Pizano, quien murió envenenado con cianuro a los dos días del deceso de su padre, luego de que tomó agua de una botella que encontró en el escritorio de él.