El jueves pasado, cuando se desplazaba por el centro de la ciudad para verificar cómo se desarrollaba el día sin carro, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, fue abordado por varios capitalinos que le expresaron su desacuerdo con algunas decisiones tomadas en los primeros días de gobierno.Una de ellas, que causó gran conmoción tanto en medios como en redes sociales, fue una vendedora ambulante que le reprochó los operativos de recuperación del espacio público de los últimos días, en los que varios de sus colegas fueron desalojados de las aceras.Lo hizo en medio de gritos y de lágrimas ante el dolor de muchos comerciantes informales de quedarse sin la posibilidad de trabajar.Aparentemente Peñalosa no se conmovió en lo mínimo por los sentidos reclamos de la mujer y siguió su camino, pese a que la oyó por unos segundos.Pero este lunes las cosas fueron a otro precio. El mandatario le pidió a un grupo de asesores que buscaran a la mujer, pues era importante hablar con ella sobre lo que estaba haciendo la Administración en materia de recuperación del espacio público y lo que no iba hacer.En conclusión, para Peñalosa era importante conocer la opinión más reposada de quienes lo critican desde los andenes.En efecto, a la señora, de nombre Ana Isabel Hernández y oriunda de Sogamoso (Boyacá), la encontraron en el Parque Santander, donde tiene una venta de tintos. Este lunes fue recibida en el despacho privado de Peñalosa, donde conversaron durante un buen tiempo sobre las políticas de gobierno y las alternativas del Distrito para formalizar a los vendedores ambulantes.A diferencia del jueves anterior, hubo mucha camaradería, buen ambiente y mucha receptividad en los temas.Al final se ofrecieron disculpas mutuas. Peñalosa por ser el jefe de la Policía en la capital y la mujer por decir lo que dijo ese día.