En menos de seis meses, el general retirado Henry Torres Escalante se vio obligado a transformar su verdad sobre los falsos positivos ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En la primera versión, el excomandante de la brigada XVI del Ejército le dijo a los magistrados que era inocente y que fue “engañado por los subalternos, que le disfrazaron acciones delictivas con operaciones legítimas”. Las víctimas lo rechazaron de inmediato. Se negaron siquiera a escucharlo, y no era para menos. El oficial, que en ese momento se presentaba como una víctima, fue el primer general activo que cayó capturado por falsos positivos en Colombia. Ya venía de la justicia ordinaria con una acusación bastante avanzada por el asesinato del campesino Daniel Torres y su hijo menor de edad Roque, el 16 de marzo de 2007. Pero su situación judicial iba mucho más allá de estos dos crímenes.
Oficiales y suboficiales que fueron sus subalternos en Casanare también se presentaron ante la JEP y comenzaron a describir con lujo de detalles la responsabilidad de Torres. Estos uniformados admitieron al menos 60 operaciones ilegales contra civiles desarmados y aseguraron que la orden venía de arriba, de quien los “apretaba” por resultados. Lea el artículo completo aquí.