El personal médico se ha visto directamente afectado en los últimos meses. A pesar de ser quienes se encuentran en primera línea luchando contra el virus, han recibido ataques en el país y en el mundo, provenientes de personas que los rechazan bajo el argumento de que son portadores del virus. Los testimonios de los profesionales de la salud, en los que manifiestan la impotencia que les genera esta situación, han sido compartidos por diferentes canales de comunicación. Además de estos ataques contra su integridad, los médicos en el país también han tenido que enfrentar a los pacientes que no se toman en serio la covid-19 y que se niegan a seguir sus recomendaciones y las del Gobierno.  Juliana Granada, una médica domiciliaria, experimentó una situación frustrante cuando se comunicó con un paciente que había dado positivo por el virus. La actitud del hombre, desde el inicio de la conversación, fue hostil e indiferente. Cuando la profesional de la salud le preguntó sobre si conocía los resultados de su prueba, él le respondió: "Pues bien, yo no entiendo para qué me joden si yo no siento nada". 

Al continuar el diálogo, Granada le preguntó si estaba cumpliendo con las recomendaciones de guardar cuarentena, con el fin de hacerle caer en la cuenta de que era asintomático y podía contagiar a otras personas. A lo que el hombre respondió que para qué debía hacerlo si no sentía nada. De hecho, le comentó que seguía saliendo a la calle, a visitar a sus amigos y a su familia.  En ese momento, según lo manifista Granada, se molestó. Decidió entonces pedirle que por favor lo comunicara con sus familiares, su mamá y su hermana. El hombre le dijo que no estaban, aunque la galeana pudo escuchar que alguien más le preguntaba que qué era lo que sucedía. Antes de finalizar la llamada, Granada le pidió que por favor le consiguiera el número de todas las personas con las que había conseguido el contacto. El hombre dijo que lo haría y colgó.

La segunda vez que la doctora lo llamó, seis horas depués, le pidió los números que él se había comprometido a conseguir. Él aseguró que no los había podido conseguir. Mientras respondía la pregunta, Granada pudo escuchar música que provenía de la ubicación del hombre. Razón por la cual le preguntó si se encontraba en la casa. Contestó que sí. "¿Le puede bajar al volumen para que me entienda claramente?", le preguntó. "Claro, bájele, bájele", respondió el hombre, ordenándole a alguien.  Al no obtener colaboración del hombre para tener conocimiento de las personas de su círculo social, la galeana volvió a recordarle que debía cumplir el asilamiento preventido y que le notificaría a su EPS y a la Secretaría de Salud del caso. A lo que él se limitó a contestar: "Sí, sí".