La semana pasada se regó por la región el rumor de que en uno de los frentes de la mina, que es de propiedad de Minería Texas Colombia, los trabajadores hallaron una veta altamente productiva, y como si fuera en la época de la guerra verde de los años 80, una horda de mil personas armadas con fusiles, pistolas, explosivos y herramientas rompió las puertas y se tomaron las instalaciones. A pesar de que en la mina hay una fuerte presencia de la Policía y del Ejército, poco hicieron por impedir la invasión y tampoco han hecho mucho por desalojar a los invasores, quienes están dentro de los socavones de la mina. “Es increíble que esto ocurra en una propiedad privada, poniendo en peligro más de 50 millones de dólares que se han invertido en maquinaria y equipos. Además, las vidas de nuestros más de 800 empleados están en juego”, dijo uno de los voceros de la empresa. Semana.com pudo establecer que efectivamente en la mina se encontró una bolsa importante de esmeraldas, que es lo que se conoce popularmente como enguarcarse, y la empresa alcanzó a sacar una parte de esta superproducción, hasta que fue asaltada. Se trataba de la mina consentida de Carranza donde él logró, en épocas de gloria, hacer su fortuna y sacar las famosas esmeraldas más grandes del mundo que exhibió con orgullo en el exterior. Personas de la región dijeron que este ataque fue promovido por las familias que se habían enfrentado en los últimos años a Carranza y sus socios, y el hecho de que estén sacando una cantidad importante de piedras es preocupante, ya que con su venta se podría presentar un recrudecimiento de la violencia. “Lo único que pedimos al Estado es que proteja no sólo las vidas de nuestras trabajadores, sino la inversión privada nacional y extranjera. Es como si Cerrejón o Drummond encuentran una nueva veta y los vecinos, acostumbrados a vivir bajo unas reglas arbitrarias, deciden invadir la mina y explotarla a causa propia, sin que el Estado haga nada”, dijo uno de los empleados.