John Jairo Velásquez Vásquez , ‘Popeye’, fue avistado de nuevo en Medellín. El despiadado jefe de sicarios del temible capo del narcotráfico Pablo Escobar Gaviria y directo responsable del reino del terror que se extendió por todo el Valle de Aburrá entre los años 80 y 90 regresó cual espectro, luego de purgar su condena en un penal de alta seguridad. “Hasta diciembre vivió en una finca en Copacabana (Antioquia)”, dijo un alto oficial de la Policía sobre el hombre que declaró casi sin parpadear haber ejecutado más de 300 personas con sus manos y participado en la muerte de un total de 3.000.   Las autoridades, según confirmaron a Semana.com, le siguen los pasos poco a poco. Aunque deben proteger la vida del ahora expresidiario, también temen -para qué negarlo- que vuelva por sus andanzas. De hecho, lo que han visto hasta ahora les produce inquietud: ‘Popeye’ nunca anda solo y en varias ocasiones lo acompañan sujetos que a su vez son cercanos a personas con nutridos prontuarios. Desde cuando salió nuevamente a la calle en medio de un espectacular dispositivo de seguridad, el pasado 26 de agosto del 2014, agencias de inteligencia nacionales y extranjeras siguen sus huellas a la distancia. “El que ha sido no deja de ser”, arguyó un oficial a este portal acerca de sus serias sospechas de las acciones de este nuevo ‘Popeye’.   Semana.com tuvo acceso a un video que arroja pistas sobre lo que serían los nuevos pasos de Velásquez Vásquez. Información de algunos hombres de inteligencia advierte que él podría estar en contacto con personajes de la ‘Oficina’ de Bello (Antioquia), una de cuyas cabezas visibles -según las agencias antidrogas- es Juan Carlos Mesa Vallejo, ‘Carlos Chata’.   Se trata de un sujeto cuyo apodo proviene de un combo que controla las vacunas y los homicidios en ese y otros municipios del Área Metropolitana. En el extranjero a ‘Chata’ ya le tienen el rastro de sus negocios, al punto de que fue incluido recientemente en la llamada Lista Clinton, lo que le significa poco menos que la muerte financiera.   La grabación Entre varias imágenes conocidas por este portal, unas llaman poderosamente la atención. En ellas, el exhombre fuerte de Escobar desciende de un vehículo Chevrolet que venía escoltado por un automóvil Peugeot. Llega a un edificio, donde se dirige a tomar un ascensor con tres hombres más.   Justo antes de ingresar, ‘Popeye’ -que va vestido con un suéter blanco- se percata en un espejo de que hay cámaras de seguridad. Con rapidez regresa y aparece de nuevo al segundo con una cachucha puesta. Sin embargo, todo ha sido en vano. Su rostro y sus canas son inconfundibles.   El exsicario permanece por unos 30 minutos en un apartamento y luego abandona el lugar. Los agentes de inteligencia no tienen certeza absoluta de qué estaba haciendo allí. Sin embargo, confirmaron a Semana.com que, por medio de controles, hay serios indicios de que participaría en trabajos de ‘cobranza’ en la capital antioqueña.   “Aunque sé qué estuvo haciendo allí, prefiero no decir mucho para no meterme en problemas”, dijo una de las fuentes consultadas. Lo cierto, confirma, es que ‘Popeye’ es el hombre del video.   No hay certeza de si por estos días sigue en la ciudad. “Todo es posible”, responde un oficial de inteligencia.   Sobreviviente Durante años ‘Popeye’ estuvo al lado de Pablo Escobar, que desafió al Estado en una guerra cruenta que incluyó el atentado con explosivos a un avión en pleno vuelo, dinamitar la sede del DAS, detonar carros-bomba en centros comerciales y matar al azar anónimos agentes de la Policía.   Tras el asesinato del capo y la consecuente desaparición del monstruoso Cartel de Medellín, poco a poco fue aniquilado todo aquel que perteneció a su ejército privado. No obstante, en un hecho inusual en el mundo de la mafia, ‘Popeye’ se las arregló para subsistir.   En octubre de 1992 se entregó a las autoridades y así terminó de salvar su vida. Durante más de dos décadas Velásquez Vásquez estuvo confinado en un duro régimen carcelario, lo que le significó varios años de soledad por temor a ser asesinado.   Finalmente fue recluido en el frío penal de alta seguridad de Cómbita (Boyacá), donde, tras lustros de silencio, terminó convertido en una especie de ‘celebridad del mal’ por cuenta de decenas de entrevistas que dio a periodistas de todo el mundo.   Pese al encierro, ‘Popeye’ nunca perdió el acento paisa con el que narraba sus ‘hazañas’. A veces se mostraba arrepentido y en otras, como si hablara del clima, relataba su responsabilidad en la muerte de miles de personas. Al final aclaraba que la cárcel lo había cambiado y que se había regenerado.   Muchas veces repitió que cuando estuviera libre soñaba con estar con su hijo, comerse un helado en una calle tranquila o viajar a Centroamérica de paseo. Decía que su vida de ‘bandido’ había terminado y que una vez en la calle jamás volvería a andar con personajes al margen de la ley y mucho menos a cometer un delito.   Desde cuando quedó libre decenas de periodistas han intentado localizarlo, sin éxito. Nadie volvió a dar razón del paradero de ‘Popeye’. Hasta ahora. Lo cierto es que ‘Popeye’ no ha pasado inadvertido en Medellín, la ciudad de la que alguna vez fue el peor azote.