A las 8:45 de la mañana del 18 de diciembre pasado, una comisión de la Corte Suprema de Justicia llegó hasta el Cantón de Comunicaciones del Ejército en el municipio de Facatativá, Cundinamarca. Se trataba de una diligencia de inspección y allanamiento a una de las unidades claves que funcionan dentro de esa instalación castrense: el Batallón de Ciberinteligencia (Bacib). Esta unidad así como el Batallón de Contrainteligencia de Seguridad de la Información (Bacsi) forman parte del corazón de la inteligencia militar misma. Ambas pertenecen a las brigadas de inteligencia militar y dependen orgánicamente del Comando de Apoyo de Inteligencia Militar (Caimi) y del Comando de Apoyo de Contrainteligencia Militar (Cacim).
Desde el escándalo de las chuzadas del DAS en febrero de 2009, cuando el CTI se tomó las instalaciones de ese desaparecido organismo de inteligencia de la Presidencia, no pasaba algo de semejantes proporciones. Por la sensibilidad de lo que estaba ocurriendo, los más altos niveles del Estado, incluidas las Fuerzas Militares y la propia corte, manejaron todo con extrema discreción. Sin embargo, esta revista tuvo acceso a fotos, videos y soportes de lo que pasó, y a varias fuentes, entre militares y civiles, que estuvieron presentes en el lugar. Lea el artículo completo aquí: Allanamiento de película al Ejército