“El problema de los colombianos es que tenemos costumbres muy extrañas, por ejemplo, guardamos las pilas viejas, las echamos a la nevera para que se vuelvan a cargar”. Con esta analogía del país, Jaime Garzón, el periodista, el abogado, pero sobre todo el crítico social arrancó una conferencia en marzo de 1998 en la Universidad Nacional, la misma que este lunes vio su regreso, justo el día de su cumpleaños.Los estudiantes de diferentes facultades decidieron ponerle punto final a la polémica por el retiro de la imagen del Che Guevara y la idea de reemplazarlo por otro ícono, el de Jaime Garzón. Los alumnos entendieron el mensaje de Garzón, quien pensaba que era más importante hablar “de lo que nos une, no de los que nos separa”.Podría leer: En la Nacho querían cambiar la imagen del Che por la de Jaime GarzónPor eso, en lugar de trenzarse en un debate, no solo mantuvieron la imagen del Che sino que decidieron pintar la de Garzón en el muro del auditorio León de Greiff, frente a la emblemática plaza central que por años ha servido para que los estudiantes tengan sus discusiones. Fue allí donde nació en 2011, el debate de la reforma a la educación.En el muro blanco, los alumnos decidieron estampar a un Jaime Garzón sonriente para recordar que este hombre no solo fue una persona que puso a pensar al país por medio del humor, también que fue un ilustre estudiante de la que es considerara la universidad pública más importante de Colombia.Aunque nunca se pudo graduar de abogado y fue su hermana la que recibió el grado póstumo, lo cierto es que Garzón idolatró la universidad y la consideró su segundo hogar. Allí cursó derecho y ciencias políticas, hizo dos años de historia y uno de física.En una conferencia para darles la bienvenida a los “primíparos” en febrero de 1998, Garzón hizo fuertes reflexiones sobre la responsabilidad de los estudiantes frente al país y cómo ellos eran los encargados de cambiar el rumbo. Allí también dijo que la educación iba por un lado mientras que la lógica de la vida iba por otro y que, tal vez por eso, los estudiantes no se comprometían.Si Jaime Garzón estuviera vivo, este 24 de octubre habría cumplido 56 años y de seguro, como lo dice su hermana Marisol Garzón, “estaría haciendo denuncias a través del humor”, sería un hombre perseguido y vilipendiado por aquellos a los que cuestionaba.En la celebración del cumpleaños de Jaime, Marisol recordó que frente al asesinato hay completa impunidad y que no existe ninguna persona condenada. Pero también aprovechó para entregar en la biblioteca el libro de “Lea para que hablemos”, una frase que usaba Jaime para concluir un debate y que su hermana usó para reconstruir el pensamiento.Aunque la imagen quedó estampada al frente de la plaza central, lo cierto es que en la universidad el edificio de Ciencia y Tecnología los estudiantes ya lo habían bautizado con el nombre de Garzón. A pesar de ello, no existía una imagen representativa.En 2011 el Congreso aprobó la Ley 1491 para honrar la memoria de Jaime Garzón. Esta ordena crear un busto dentro de la Universidad Nacional y declarar el 13 de agosto, fecha en la que fue asesinado Garzón, como día de la esperanza. Sin embargo, esto ha sido letra muerta.Dos abogadas de la Escuela Jurídica Popular (Espura) Pilar Escobar y Juliana Ávila adelantan la recolección de firmas para presentar una acción de cumplimiento con el propósito de que se cumpla la ley. “Las leyes no pueden ser un saludo a la bandera”, dijo Escobar. “Hay que reconstruir las causas y no dejarlas en el olvido”, señaló Ávila.