En el país hubo estupor después de haber sido publicado un video que muestra cómo unos infantes de marina de la Armada Nacional fueron torturados, insultados y amenazados en el marco de un entrenamiento militar. En las imágenes los infantes aparecen en medio del barro y en ropa interior. Mientras tanto, un superior disfrazado de guerrillero los insulta, les pega y los amenaza con su muerte. "Van a morir… Parece marica, camine… Peleen, caminen", se escucha gritar a quien los entrena. Los hechos que tuvieron lugar en la finca Toluviejo de Coveñas (Sucre) conmocionaron al país. Tanto así, que la Armada Nacional anunció investigaciones penales y disciplinarias para que esto no vuelva a ocurrir. Los tres suboficiales y los dos oficiales destituidos no son personas nuevas en la profesión, por eso mismo causó extrañeza que cometieran ese tipo de atropellos. Ellos eran los instructores a los que la Armada les había encomendado la importante responsabilidad de preparar a los infantes en un curso básico de combate en Coveñas. El sargento Elkin Oñate es uno de ellos. Su experiencia no es poca, llevaba 15 de servicio en la Armada. Tiempo en el que se preparó con cursos de contraguerrilla rural, de explosivos y demoliciones, de puntería básica y como zapador. Su especialidad: técnico en explosivos. El cabo Obert Arley Zurita Soto, era el instructor de puntería básica y tenía siete años dentro de la institución. En ese tiempo también se preparó con cursos de combate fluvial, de combate básico y en armas no letales. Por último, el cabo Diego Henao era el suboficial más nuevo de los destituidos. Llevaba cinco años en la Armada. El 16 de junio de 2011 se graduó del curso de infantería marina, pasó a prepararse en combate fluvial y se convirtió en un instructor de supervivencia de combate en el agua. Semana.com se abstiene de presentar los nombres de los dos oficiales, pues aún no ha finalizado el trámite de su destitución, a cargo del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón. Frente a los cinco destituidos por este episodio, la Armada Nacional aseguró que “es lamentable que un comportamiento aislado de algunos integrantes desdibuja las políticas institucionales de buen trato”. Aunque normalmente los entrenamientos militares son exigentes y ponen a prueba tanto lo intelectual como lo físico, bajo ningún motivo el maltrato físico y psicológico es justificable. Por ello la institución tomó la decisión de fortalecer los controles, revisar los planes de instrucción y entrenamiento, retiró a los instructores encargados y abrió las investigaciones correspondientes.