El exjefe paramilitar hizo algunos aportes significativos en Justicia y Paz, pero le cuestionan por lo que no contó, a tal punto que aún tiene cartas con las que espera que lo admitan en la JEP. Políticos y altos mandos militares aún tiemblan con sus anuncios de decir la verdad. Desde su celda en Georgia señaló que sea cual fuere su destino —Colombia o Italia— se mantiene “inquebrantable” e “inamovible” en su voluntad de seguir colaborando con las víctimas. Pero parece poco probable que la JEP le abra las puertas y nadie puede garantizar que vuelva a aparecer después de que consiga llegar a algún paraje desconocido de la bella Toscana. Lea el informe completo aquí