Una tendencia política se extiende por casi todo el mundo y ya tiene una versión colombiana: la simpatía por la derecha. Con notables excepciones como México, están ganando con mayor facilidad los candidatos que profesan credos conservadores en distintas versiones. Algunas modernas y otras abiertamente retardatarias, como la de Donald Trump en Estados Unidos o la de Jair Bolsonaro en Brasil.La victoria de Iván Duque como abanderado del Centro Democrático presenta el síntoma más visible de que el brote conservadurista llegó a Colombia. Sobre todo porque, por primera vez, la segunda vuelta presidencial del 17 de junio se apartó de la costumbre según la cual competían opciones que, en el fondo, eran matices de ideologías similares. Incluso, Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga tenían proyectos parecidos desde el punto de vista ideológico, con diferencias puntuales, pero especialmente exacerbadas por agrias disputas personales y por la polarización que generó el proceso de paz. Pero para un observador desapasionado no representaban visiones distintas del país y del gobierno, a tal punto que varios funcionarios de la era santista habían formado parte de los gabinetes de los tiempos de la seguridad democrática. Empezando por el propio Santos, precisamente ministro de Defensa de un proyecto como el uribista, cuya columna vertebral era la seguridad.Haga clic en este enlace si está suscrito y quiere leer el artículo completo o aquí para suscribirse.